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Festival de cine francés sube el telón

Una cita que se encuentra firmemente anclada en el calendario anual venezolano

Después de 33 años de existencia el Festival de cine francés en Venezuela se encuentra firmemente anclado en el calendario anual de eventos cinematográficos. Es un festival que depende de la producción francesa en cantidad, con 237 largometrajes producidos en 2018, calidad y diversidad, pero también de la difusión en Venezuela con el apoyo firme de los exhibidores locales, las salas de cine y los centros de cultura, impulsado por el respaldo activo de la Embajada de Francia que trabaja conjuntamente con el Institut Français, en París.

 

Esta permanencia en el tiempo no ha sido motivo de estancamiento. Muy por el contrario, el festival cada año se presenta al público con una imagen nueva y un concepto único como testimonio de la vitalidad del cine francés que tiene esta capacidad de renovarse periódicamente con la misma distinción.

 

En esta trigésimo tercera edición quedan evidenciadas las virtudes esenciales del cine francés replicando la divisa de la República francesa “Libertad, Igualdad, Fraternidad” a favor de la democracia y sus valores intrínsecos de justicia, tolerancia y solidaridad, con el lema “Calidad, Diversidad, Creatividad”,  como un marco referencial para la definición de un cine de autor libre, reflexivo, entretenido y multicultural. Así compartimos nuestra cultura.

 

Habrá una amplia difusión del Festival en Caracas y en el interior del país gracias a la red de las 9 Alianzas Francesas que hacen enlace con las salas de cine independientes de las principales ciudades. De esta manera todos los amantes del cine francés en Venezuela tendrán la oportunidad de ver películas recientes ganadoras de premios internacionales.

 

La selección de este año conformada de 12 títulos nos permite un recorrido impresionante en su variedad de proposiciones, muchas veces con mezclas de géneros, que sorprenden a críticos y espectadores por su originalidad y nuevos códigos del lenguaje cinematográfico, y que consagran el cine francés como legitimo representante del séptimo arte con el estilo propio de cada autor.

 

Gaspard va a la boda, de Antony Cordier, presenta una película refrescante sobre los vínculos afectivos, ambientada en un zoológico y  llena de un humor surrealista, aunque muy humano, donde la confusión de sentimientos impera entre los muchos personajes de una misma familia que a la final deben encontrar el amor.

 

No menos original es la última realización de Serge Bozon, Señora Hyde, en una versión sui generis de Doctor Jekyll y Mr. Hyde, ubicada en el universo escolar, encarnada por una Isabelle Huppert incandescente, y el director del colegio, interpretado por el sorprendente Romain Duris: dos personajes repletos de ambigüedades y contradicciones, bondadosos pero con un perturbador lado oscuro.

 

Con un registro totalmente distinto pero siempre con la marca distintiva de su autora Patricia Mazuy,  podremos disfrutar del thriller ¡Paul Sanchez está de Vuelta!, un film que mezcla realismo social, ficción policíaca, comedia y ecos de western. Catalogada como una de las 10 mejores películas del año 2018 según la mítica revista Les cahiers du cinéma.

 

Soy un Soldado, primer largometraje del realizador Laurent Larivière, viene incluido en esta muestra. Fue seleccionada en la sección Una cierta mirada de Cannes y en 8 festivales más, y ganadora de 7 premios, entre los cuales 3 como mejor actriz para Louise Bourgoin.

 

La realizadora Anne Villacèque presenta Fines de Semana en Normadía, una película intimista con un atractivo reparto encabezado por Karin Viard, Noémie Lvovsky y Jacques Gamblin. Todo fluye con naturalidad entre las dos parejas amigas hasta que un pequeño incidente rompe la harmonía de tantos años de relaciones.

 

Muy intimista y personal también la última película del veterano director Robert Guédiguian, La Casa junto al Mar, seleccionada en 11 festivales y en la competencia oficial del Festival de Venecia 2017. El reencuentro de una familia en el que cada cual lleva sus memorias y pronto descubrirán que un lugar olvidado puede devolver recuerdos que preferirían olvidar.

 

Dos películas están basadas en libros. El collar rojo, de Jean Becker, adaptación de la novela homónima de Jean-Christophe Rufin, drama histórico en el cual a través de la mirada de un perro vamos viendo como el soldado reflexiona sobre la guerra, la humanidad y sobre una parte importante de la historia de Francia. Interpretada por dos grandes de la actuación; François Cluzet (Amigos por siempre) y Nicolas Duvauchelle (Un hombre decente).

El Dolor, de Emmanuel Finkiel, basada en la obra biográfica de Marguerite Dumas (1985), figura imprescindible en la literatura francesa del siglo XX, es sin lugar a dudas una de las películas más esperadas de este festival. Película seleccionada para representar a Francia en la entrega de los Oscars 2019, ha participado en 15 festivales y ganado 4 premios. “La palabra no es capaz de decir lo que los ojos han visto”… la interminable espera de su esposo en el retorno de los deportados en París en 1944.

 

Otra de las grandes producciones del festival es La guerra silenciosa, de Stéphane Brizé, nominada a la Palma de Oro del Festival de Cannes 2018. “Quien lucha puede perder; quien no lucha ya ha perdido”; una película impactante, apasionante y excepcional en su realismo sobre la lucha de unos obreros amenazados por el cierre de su fábrica. Con la actuación magistral de Vincent Lindon, este film se centra en la problemática laboral de estos tiempos con rigor y sin concesiones.

 

Muy similar en su temática (el tema de la deslocalización a través de la historia de una obrera) es la película Atrapa el viento, de Gaël Morel, pero con un personaje femenino como intérprete principal, la increíble Sandrine Bonnaire. Un film social edificante, una obra delicada sobre las diferencias culturales y la humanidad compartida, y un retrato femenino conmovedor, al cual Sandrine Bonnaire presta todo su talento y la expresividad de su rostro.

 

“Me gusta el cine donde el heroísmo aparece puesto en duda”; frase del director Jean-Paul Civeyrac, director de Una educación parisina, que versa sobre la carrera del cine en París y su estrecha vinculación con la filosofía. Además de tratar temas con los que es imposible no sentirse identificado: la llegada a la capital de un joven provinciano (con su cuota de soledad y de ganas de conocer la gran ciudad), los sueños artísticos de un pequeño grupo y las complicaciones de la iniciación sentimental.

 

Del director Bruno Podalydès, conocido realizador de comedias, en querer pasar al cine el personaje de historietas ¡Bécassine! El realizador se apodera del personaje de Bécassine y abre las puertas de su pequeño mundo inventivo y burlesco, donde la risa y la melancolía se codean para resaltar la necesidad del asombro y el poder de la bondad. Una película llena de felicidad.

 

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