El personal del programa ‘Marketplace’ del canal CBC ha tomado más de 100 muestras en 18 aviones de tres aerolíneas canadienses —Air Canada, WestJet y Porter— que viajaban entre Ottawa y Montreal para analizar los lugares que tocamos con más frecuencia cuando volamos y no están tan limpios como creemos.
En cada trayecto, que realizaron a diferentes horas del día, esas personas se centraron en cinco objetos: el cinturón, la mesa abatible, el reposacabezas, el bolsillo del asiento y la manija de la puerta del aseo.
Al analizar las muestras en un laboratorio de la Universidad de Guelph (Ontario, Canadá), el microbiólogo Keith Warriner concluyó que casi la mitad tenían microorganismos, levaduras y moho, que suponen un riesgo de infección para los pasajeros.
El lugar de mayor contaminación ha resultado ser el reposacabezas. Además, tanto ahí como en el compartimento de la butaca se detectaron bacterias como ‘Escherichia coli’, que indica contaminación fecal.
La presencia de E.coli, que supone un contacto con heces, se podría deber a que los auxiliares de vuelo encuentran los objetos más variados en los asientos, desde pañales hasta tampones o preservativos usados.
Los empleados entrevistados reconocieron que los cortos intervalos entre cada trayecto y la prohibición de utilizar detergentes no permiten limpiar los aviones de manera adecuada, así que aconsejan a los viajeros que limpien sus manos y empleen toallas higienizantes para limpiar las superficies que tocan.