Bienestar humano, salud física y psicológica, son regalos de la naturaleza que con el verdor de sus plantas, sus frutos y verduras nos alimentan y recrean, sus bellísimos monumentos naturales, paisajes, rios y mares nos sumergen en una reconfortante terapia que limpia nuestro cuerpo, nuestro espíritu, nuestra alma regocijándose con su esplendorosa belleza que nos sana del estrés.
Muchas investigaciones han demostrado que estos entornos verdes que favorecen la relación entre el ser humano y la naturaleza influyendo en nuestra salud y el bienestar psicológico, mejoran la atención y reduciendo la irritabilidad y la agresividad. Cuanta más naturaleza en nuestra vida, más autocontrol.
Los investigadores británicos Richard Mitchell, de la Universidad de Glasgow, y Frank Popham, de la Universidad St. Andrews, publicaron en 2008 un artículo en el que se señalaba que, ante el persistente crecimiento de las desigualdades socioeconómicas en lo que a salud se refiere, confirmaron que una mayor exposición a entornos verdes podría ayudar a reducir la tendencia a padecer ciertas enfermedades, así como el bienestar físico y la pronta recuperación de pacientes que han padecido operaciones quirúrgicas. Por lo que la naturaleza sería un aliado preventivo contra algunas de éstas enfermedades.
La revista Science también en 1984, publicaba un artículo del investigador Roger Ulrich en el que se explicaba cómo la ubicación de un hospital de Oregón, en un entorno natural, había conseguido reducir el tiempo de recuperación de los postoperatorios y había ayudado a que los pacientes necesitaran menos medicamentos para el tratamiento del dolor, entre otras muchas ventajas.
Igualmente, en 2009, una investigación dirigida por Peter Kahn, de la Universidad de Washington, y realizada con trabajadores de una oficina moderna, demostró que aquellas personas que en su lugar de trabajo estaban sentadas cerca de una ventana con vistas a escenarios naturales se recuperaban antes del estrés producido por situaciones externas que otras sentadas frente a una pantalla de plasma que mostraba imágenes de la naturaleza u otras que no disfrutaban de vista alguna.
Según Observer, la revista de la Association for Psychological Science de Estados Unido, en las últimas décadas, la conciencia de nuestra relación con el medio ambiente se ha incrementado, así como las constataciones sobre los efectos del entorno natural en nuestra propia naturaleza física y mental. Esto ha sido publicado en un artículo en el que se revisan los estudios realizados en los últimos años sobre este tema.
En la década de los 80 del siglo XX, el psicólogo Stephen Kaplan y sus colaboradores de la Universidad de Michigan, fueron de los primeros investigadores que aportaron pruebas científicas acerca de estos efectos y a raíz de una serie de estudios sobre el fenómeno de la atención, estos científicos descubrieron que la exposición a escenarios naturales tenía un profundo efecto restaurador en la capacidad del cerebro para concentrarse.
En 2008 la revista Psychological Sciencepublicó un artículo acerca de una investigación realizada por el propio Kaplan, en colaboración con Marc Berman y John Jonides, consistente en que 38 estudiantes voluntarios realizaran tareas que requerían un alto nivel de concentración.
El grupo de voluntarios fue dividido en dos partes: los componentes de una de ellas dieron un paseo por la ciudad, mientras que los miembros de la otra pasearon por una zona arbolada. Este segundo grupo puntuó más alto que el primero en las pruebas realizadas.
Kaplan cree que esta diferencia se debe a que nuestros ancestros evolucionaron en contacto continuo con los entornos naturales. Gracias a ello, en dichos entornos nosotros nos sentimos más cómodos y más relajados. Este estado de bienestar nos hace estar menos distraídos. Algo que cualquiera puede comprobar cuando está en el campo.
En enero de 2010, Kaplan y Berman resumieron 13 de los estudios más influyentes sobre la restauración de la atención en contacto con la naturaleza, en la revista Perspectives on Psychological Science.
Los descubrimientos de Stephen Kaplan y sus colaboradores llevaron a los investigadores William Sullivan y Frances Kuo, de la Universidad de Illinois, a analizar la relación entre la ausencia de un entorno natural y la irritabilidad, que se sabe está relacionada con la atención fatigada. A su vez, la irritabilidad está asociada a la agresividad.
Kuo y Sullivan estudiaron a 145 mujeres residentes en un complejo residencial urbano, en Chicago. Algunas de ellas vivían en edificios con vistas a zonas verdes, mientras que desde los edificios de otras sólo se veía hormigón. Los resultados de este estudio demostraron niveles significativamente más bajos de agresividad y de violencia entre las residentes con apartamentos cercanos a la naturaleza que entre las otras.
La agresividad ha sido relacionada con la impulsividad. Así, en otro estudio más actual, Kuo y Sullivan, junto con otro colaborador de la Universidad de Illinois, Andrea Taylor, han constatado que también existe una relación entre la exposición a la naturaleza y el autocontrol.
En otro estudio realizado con 169 niñas que vivían en el mismo vecindario, los investigadores descubrieron que aquéllas que disfrutaban de vistas más verdes tenían un mayor rendimiento en tareas relacionadas con la disciplina que las niñas que no podían disfrutar de dichas vistas.
Las chicas del primer grupo puntuaron asimismo más alto en pruebas de concentración, de inhibición de la impulsividad y de capacidad de retrasar la gratificación, además la influencia de la naturaleza en el bienestar físico y mental humano es otro factor determinante para que nos preocupemos de estar más en contacto con nuestro entorno natural y menos con la artificiosidad de unas vidas modernas vacías de las cosas importantes que terminan pasando factura en nuestra salud.
El interesarnos por el bienestar del otro, vivir sosteniblemente y en verdadera democracia. basarse en principios éticos, en proyectos que mejoren la calidad de la sociedad humana y las condiciones de la tierra, implica un desarrollo, un movimiento ascendente de la sociedad representado por el comportamiento de múltiples factores asociados al bienestar progresivo e integral, traducido en las variables: Bio-psico-social-económico, de sus miembros
Concluimos que la salud no sólo es cuidar el cuerpo sino también tener una mente sana, con pensamientos armoniosos que nos proporcione una mejor calidad de vida en nuestro entorno familiar, social y laboral.
Hasta un próximo encuentro encuentro con Naturaleza, Salud y Bienestar,
Maite Araujo Olivares
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