El Jueves Santo conmemora el episodio en que Jesús lava los pies de sus discípulos durante la Última Cena, cuando estaban todos relajados y disfrutando de la cena, se levantó y comenzó los preparativos para lavarles los pies, lo cual se plantea en el evangelio de Juan, donde se hace énfasis en el lavatorio de pies.
Sacerdotes y autoridades religiosas lavan los pies de los fieles en centros de salud, centros penitenciarios y otros espacios públicos, como memorial de lo que es la esencia del apostolado cristiano: el servicio y la caridad.
[Jesús] Llegó, pues, a Simón Pedro, el cual le dijo: – Señor, ¿tú me lavas los pies? Jesús respondió: – Lo que yo hago no lo entiendes ahora, más tarde lo entenderás. Replicó Pedro: – No me lavarás los pies jamás. Le respondió Jesús: – Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo. Le dijo Simón Pedro: – Señor, si es así, no sólo los pies, sino las manos y la cabeza (…) Cuando les hubo lavado los pies, se puso el manto, se reclinó y dijo: – ¿Entendéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis maestro y señor, y decís bien. Pues si yo, que soy maestro y señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros mutuamente los pies(Juan 13, 4-9, 12-13).
- Este día nos recuerda que la Eucaristía también es una invitación a la humildad y a servir al prójimo: Jesús reparte pan y vino, como símbolo de su cuerpo y sangre, celebra la liberación de la esclavitud de Egipto.
Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: –”Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía”. Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:
–”Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía”. Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva
(I Corintios 11, 23-26).
En esa histórica cena se consumió cordero asado y pan sin fermentar, junto con hierbas amargas y vino.
Al final de la tarde, como vigilia, se acostumbra hacer el recorrido de los 7 templos, aunque en algunas localidades el Viernes Santo. En cada templo se rememora la pasión de Jesús narrada en 7 episodios a partir de la Última Cena (donde la séptima corresponde al viacrucis).