La tragedia vial de Rosario de Perijá, donde un autobús que cubría la ruta San Cristóbal-Maracaibo, perdió el control por un farallón; ascendió a 20 fallecidos con la muerte de Adriana González Rodríguez, de 17 años.
Adriana había regresado de Colombia, ya que hace un mes había emprendido nueva vida en Cúcuta para acompañar a su esposo.
Su tía cuenta que no sabían que se venían. “El lunes 17 de junio, en la tarde, nos enteramos del accidente y comenzamos a buscarla por todas partes: fuimos a los hospitales Central, Universitario y Adolfo Pons. La encontramos en la morgue, el miércoles”.
Adriana estudiaba tercer año de bachillerato en el liceo Luis Guillermo Ferrer y residía –junto a su pareja, padre y tías– en el parcelamiento El Chaparral, vía a Palito Blanco. No dejó hijos y era la mayor de siete hermanos.
El cuerpo de la jovencita ingresó a la medicatura forense la madrugada del lunes, pero no había sido incluida en la lista de fallecidos por el vuelco del autobús Encava de Expresos Jáuregui que salió de San Cristóbal, el domingo 16 de junio, y tenía como destino el terminal de Maracaibo.
El siniestro sucedió a la altura de la Troncal 6, de Puente Palmar, vía a la Villa del Rosario y se originó por la “alta velocidad y un desperfecto en el tren delantero” que generó la explosión de uno de sus cauchos, dijo el secretario de Gobierno, Lisandro Cabello.
En total, 59 pasajeros se embarcaron en el trágico viaje que deja 30 lesionados. Algunos ya salieron del peligro, pero otros, como Edwin Noguera (39 años), permanecen en estado delicado.