La virgen de Lourdes es una de las advocaciones marianas más conocidas a nivel mundial. A principios de 1858 en Lourdes, Francia una jovencita de catorce años llamada María Bernáldez presenció 18 apariciones de la virgen.
Bernardita era muy asmática, creció en una familia pobre y analfabeta, era muy devota de la virgen María y del rezo del rosario; un día estaba con su hermana y una amiga recogiendo leña en el lugar llamado Masabiel y hubo una ráfaga de viento que dio paso a la primera aparición.
Bernardita dijo «vi a una señora vestida de blanco con un velo también de color blanco, un cinturón azul y una rosa amarilla en cada pie, tenía las manos juntas en posición de oración y llevaba un rosario, juntas rezamos el rosario».
Fue durante la tercera aparición el 18 de febrero que la virgen le hablo en su propio dialecto y le preguntó «¿Me haría usted el favor de venir aquí durante quince días?», también le prometió que sería feliz en el otro mundo, no en este mundo. Los padres de Bernardita estaban muy molestos y bravo porque pensaban que era que ella quería llamar la atención, pero cada día más personas se acercaban por curiosidad a ver que pasaban, veían una luz a Bernardita en éxtasis pero no veían y escuchaban nada.
La siguiente aparición la virgen le pidió que se lavara en el manantial que surgiría cuando ella hiciera un hueco en la tierra; así lo hizo y la gente empezó a burlarse de ella, poco después brotaron las aguas del manantial milagroso que desde entonces ha sido la fuente de muchísimos milagros certificados por la iglesia católica y allí se produjo el primer milagro, que fue con un ciego de nacimiento tomó parte de ese barro se lo unto en los ojos y a limpiarse los ojos con esa agua recobró la vista.
Las apariciones continuaron, la señora le pidió a Bernardita rezar por los pecadores, le pidió que se construyera una capilla en ese lugar y que besara la tierra como acto de penitencia y signo de humildad, por cierto, esta es una práctica que continúa hoy día en Lourdes.
El sacerdote del lugar le pidió que le preguntara qué cómo se llamaba y el 25 de marzo de 1858 cuando la señora se apareció por decimosexta vez, Bernardita le preguntó «¿Quién es usted?, y ella le respondió «yo soy la inmaculada concepción».
Por ser Bernardita una joven analfabeta, no tenía ni idea que el 8 de diciembre de 1854, cuatro años antes el papa Pio Nono había declarado el dogma de la inmaculada concepción, estas palabras permitieron que por fin he sacerdote de su parroquia le creyera. La virgen se le apareció por última vez a Bernardita el 16 de julio 1858,
La virgen de Lourdes es la patrona de los enfermos, porque a su intercesión frente a Dios se le atribuyen unos cien milagros validados por la iglesia y más de siete mil curaciones sin explicación científica.
San Juan Pablo II en 1992, instituyó la jornada mundial del enfermo, el mismo día de la aparición el 11 de febrero, fiesta de la virgen de Lourdes, para recordar que la virgen María se encuentra íntimamente ligada a todo sufrimiento humano, ella es la madre de Dios y con Dios siempre ganamos.
Con información de: 800Noticias