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Sucesos

Niño venezolano fue abusado por un adolescente en una casa hogar en Colombia

De acuerdo a los dictámenes médicos, Daniel fue abusado sexualmente por un compañero suyo de 15 años que hoy se encuentra en un centro de reclusión de menores, tras aceptar la responsabilidad.

La familia tiene 8 integrantes en total. Escaparon de Venezuela porque les era imposible la vida en ese país y vieron en Colombia una oportunidad para tener una mejor vida por los programas de atención humanitaria. Un mujer y su esposo con 6 hijos comenzaron un viaje inclemente para atravesar la frontera y, una vez la frontera, el nuevo país al que llegaban.

Así terminaron en Nariño. El padre de familia consiguió un trabajo como electricista para pagar un arriendo en una vivienda de condiciones muy precarias. El salario mensual era de alrededor de 250.000 pesos para vivir; pagar el alquiler, y alimentar a sus hijos y a sí mismos.

El hijo mayor, que para entonces tenía 8 años, comenzó a deambular por las calles de Ipiales. No tenía acceso a la educación, ni a la salud y tampoco podía ser niño. Su vida se convirtió en la calle.

Por eso, la Policía lo encontró una noche a las 12 de la mañana y lo llevó hasta el hogar de sus padres. Por consejo de los patrulleros de infancia y adolescencia, la familia decidió solicitar la asesoría de un defensor de familia para tener algún apoyo del Estado. El defensor inició el proceso para el restablecimiento de derechos y así, Daniel, no es su nombre real, terminó en un hogar operador del ICBF en esa ciudad para restablecer sus derechos. El contratista es Aldeas Infantiles y en ese lugar en donde se suponía que el Estado le ofrecería derechos fundamentales a un menor, comenzó su otra tragedia.

El niño pasó del control de su familia al del hogar Aldeas Infantiles en Nariño. Pero se quejó de golpes y maltrato por el uso de agua fría y ortiga y el defensor de familia que tenía su caso le dio la razón y lo regresó a su núcleo familiar.

“Según el informe del equipo interdisciplinario se advierte que se observan dificultades en torno al establecimiento de normas y límites en el hogar sustituto, en donde la madre sustituta asumía castigos físicos como nalgadas, baño de agua fría, ortiga, mismos que se constituyen en una forma de violencia física, también se aprecia violencia psicológica, en donde se culpabilizaba constantemente al niño sobre sus conductas y las consecuencias, al punto de disminuir la seguridad personal del niño”.

Lamentablemente, Daniel (nombre falso) no pudo continuar con su familia porque volvió a tener problemas de deambulación pues no se encontraba en el colegio. Sus padres trabajaban todo el día y su vida se presentaba entre el cuidado de todos sus hermanos y la soledad por la ausencia de sus padres.

De nuevo, el defensor de familia eligió entonces volver a iniciar un proceso de restablecimiento de derechos y esta vez fue ubicado en otro hogar operador del ICBF, pero del mismo contratista; Aldeas Infantiles.

Allí, la vida de Daniel, un niño venezolano que vivió la tragedia de la emigración de su país; que aprendió a caminar kilómetros al sol; que sufrió la xenofobia y tuvo que convertirse en padre de sus hermanos muy pronto sin poder escoger, vivió ahora la tragedia del abuso sexual.

Una tarde una de las ciudadoras del hogar que opera con recursos públicos encontró a Daniel y a otro menor en el baño. Esta emisora publica solo los hechos absolutamente necesarios para no revictimizar al menor y cuidar su integridad.

La cuidadora narró los hechos de la siguiente manera ante las autoridades.

“El 18 de junio de 2020, siendo las 2:30 de la tarde yo estaba en ese momento entregando turno a mi compañera, le estaba diciendo las recomendaciones para el turno, y luego me fui a despedir de los niños y me fui al cuarto o despedirme de ellos, cuando llegue o uno de los cuartos no encontré al más pequeño, entonces me fui a ver el cuarto y tampoco estaba, de ahí como al lado queda el baño, al pasar escuché un ruido dentro del baño entonces me agaché a mirar a ver si se veía los pies de alguien que se encontraba haciendo sus necesidades en el sanitario, entonces no vi a nadie pero sentí que había dos personas en la ducha porque escuchaba al niño más pequeño. Entonces ya lo distinguí, me subí al mesón del lavamanos para ver quienes estaban adentro o que estaban haciendo, entonces ahí fue cuando yo miré a quien estaba de pie y el otro niño estaba agachado”, dice la denuncia.

De acuerdo a los dictámenes médicos, Daniel fue abusado sexualmente por un compañero suyo de 15 años que hoy se encuentra en un centro de reclusión de menores, tras aceptar la responsabilidad. Cuando los expertos realizaron el protocolo y le preguntaron al menor venezolano qué había ocurrido, él respondió “me dijo que si no lo hacía me iba a dar una puñalada en el corazón”.

Daniel tenía nueve años y con esa edad tuvo que dejar su país y aguantar un abuso sexual en un hogar que funciona para proteger la integridad de los niños y niñas y garantizar su dignidad. Eso no ocurrió.

Dos años después de ese episodio el menor continúa desprotegido. Hay una denuncia vigente y una demanda que busca reclamar una indemnización para reparar a la víctima. Pero hasta ahora esto no ha sucedido. El operador Aldeas Infantiles continúa hoy prestando sus servicios al Bienestar Familiar en Nariño sin que haya habido lugar a sanciones por lo que podría ser una omisión. En el momento del caso tampoco se ejecutó una póliza excontractual de responsabilidad que pudo haber reparado a la víctima y su familia.

Esto dijo el Bienestar Familiar

La entidad contestó que desde el momento de la denuncia se activó una ruta con el sector salud, se presentó una denuncia ante la Fiscalía y se remitió al presunto agresor al sistema de responsabilidad penal adolescente. También se inició un proceso sancionatorio contractual y en 2021 se reintegró al menor a su familia.

 

Con información de: Noticia y punto