Alida Arteaga, de 39 años, fue diagnosticada con un cáncer en un seno hace dos años, cuando inició un duro peregrinaje por varios hospitales de Caracas buscando una atención que aún no recibe.
“Me da tristeza ver lo que uno tiene y va a un hospital y no le atienden la ayuda que uno necesita”, dice Arteaga, quien ha recorrido más de cinco hospitales en las últimas semanas. “Lo que hacían era echarme para afuera”.
Su esposo, el único sostén de su familia, trabaja en el campo sin ingresos fijos, mientras ella cuida a Valentina, su hija más pequeña, que nació sin piernas y uno de sus brazos.
Forman parte del 76,6% de la población de Venezuela que vive en pobreza extrema, según un estudio de la privada Universidad Católica Andrés Bello.
Y en esas circunstancias, la única opción que tiene la mujer para tratarse es el sistema público, que está sacudido por una crisis crónica.
En los hospitales de Venezuela escasean desde hace años fármacos, material médico, e incluso, en la mayoría, las máquinas para diagnóstico y tratamiento de enfermedades están inoperativas. Además, están sin acceso regular al agua por tubería.
Muchos pacientes se encuentran en interminables listas de espera.
En Venezuela se diagnosticaron 58.400 casos de cáncer en 2020, de los cuales 15,2% fueron de seno, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La Sociedad Anticancerosa reportó al menos 74.000 casos en 2021, mientras que las autoridades sanitarias venezolanas no ofrecen cifras oficiales. Ese año, murieron cerca de 30.100 personas, un aumento de 24% respecto a 2014, según esta institución.
En 2019 había un promedio de cuatro quirófanos operativos por hospital, pero «para los primeros meses del 2022 se redujo a la mitad”, según un estudio de la ONG Médicos por la Salud, que monitorea 40 de los principales hospitales del país.
El régimen del presidente Nicolás Maduro atribuye normalmente esta situación a las sanciones internacionales impuestas en su contra, aunque expertos y la oposición aseguran que la crisis comenzó muchísimo antes.
“A veces no se consigue ni para las quimio, ni para las radio, ni para el tratamiento, ni para los estudios, ahorita está demasiado caótico para una persona oncológica y hematológica”, dice a la VOA Elizabeth Suarez, de 35 años, madre de un niño de 16 con leucemia, que el mes pasado no encontró los fármacos que necesita.
“Si no tenemos plata prácticamente nos vamos a morir, porque llegamos a una institución y nos piden que si la inyectadora, que si la aguja, que si el jelco”, continúa Suarez.
Arteaga coincide: “Las personas que no tenemos los recursos para salir adelante nos morimos por falta de ayuda. Cuando me enteré que tenía eso, estaba pequeñito, simplemente era un quiste. Pero el tiempo que perdí yendo al hospital, que no me atendían, eso avanzó demasiado rápido”.
Pero no decae. “Quiero tener fuerza para luchar por mi hija, pero en verdad es fuerte”.
El gobierno culpa a “mafias” en el personal sanitario
En mayo, Arteaga participó en una protesta en Caracas donde desesperada mostró su seno inflamado para clamar por atención.
“Yo fui a Miraflores [sede del gobierno] y no me prestaron ayuda (…) me llevaron en una ambulancia y no he recibido ningún tipo de ayuda», asegura Arteaga. «Si el gobierno puede ayudarlo a uno, ¿por que no lo hace?”
Otros pacientes oncológicos exigieron al Gobierno quimioterapias, máquinas para radioterapias y braquiterapias.
En abril, Nicolás Maduro, reconoció fallas en el sistema hospitalario, pero responsabilizó a lo que llamó “mafias” que integran el personal sanitario, y ordenó la incorporación de inspectores secretos en los centros de salud para cazar a los trabajadores que, dice, sustraen los insumos y medicamentos.
Los hospitales públicos son controlados por milicianos, que son integrantes de un componente especial de la Fuerza Armada Bolivariana.
Desde las declaraciones del presidente, los trabajadores de la salud han recibido amenazas en todos los hospitales del país, según la Federación Médica, que tilda la situación hospitalaria como “difícil”, “sin nada prácticamente”, con “apenas un 2, un 3% de insumos”.
Muchos médicos dijeron que piden a sus pacientes que compren los insumos para poder tratarlos.
Con información de VOA