El cortejo fúnebre con los restos mortales de la reina Isabel II continúa su recorrido por Escocia para llegar a Edimburgo, la capital de la región, tras pasar por las localidades de Ballater y Aberdeen.
A lo largo de este trayecto de unos 200 kilómetros, miles de personas se congregaron en estos lugares para dar el último adiós a la soberana, que pasaba los veranos en el castillo de Balmoral.
En Edimburgo, en la avenida Royal Mile, en el centro histórico de la ciudad, una gran cantidad de personas se han dado ya cita para ver de cerca la llegada del coche fúnebre con el ataúd de Isabel II, cubierto con el estandarte real y una corona de flores, recogidas especialmente de los jardines de Balmoral.
A la espera de la entrada del féretro en Holyroodhouse, la residencia real en Edimburgo, Carlos III fue proclamado aquí rey en una colorida ceremonia ante el monumento conocido como la Cruz del Mercadillo, próximo a la catedral de St. Giles.
El denominado Rey de Armas Lord Lyon, cartero real, leyó la proclamación ante el púlpito de este monumento.
Tras el acto, el cartero real, con sus atuendos protocolarios, gritó a la multitud allí congregada: «¡Dios salve al Rey!», a lo que la gente respondió con la misma frase.
A continuación, el público entonó el himno nacional, acompañado por música de una banda real, y el Lord Lyon pidió tres vítores para el nuevo monarca británico diciendo: «Hip, hip», a lo que la multitud respondió con un «¡hurra!»
La proclamación fue seguida con el disparo de 21 salvas de cañón desde el cercano castillo de Edimburgo.
Mientras la Guardia Real de Escocia y la guardia de honor se dirigían hacia el castillo de Edimburgo, la multitud estalló en una ronda de aplausos espontáneos.
Los restos mortales de la reina salieron esta mañana del castillo de Balmoral hacia Edimburgo, donde está previsto que lleguen hacia las 15.00 GMT a Holyroodhouse, la residencia real.
EFE