El sonido llegó a la parte media y a otros sectores colindantes con la comunidad de Valle Verde, en Puerto La Cruz, fuerte y sin interrupciones. Eran las sirenas de los vehículos oficiales, que les confirmaron a los habitantes de la zona las serias afectaciones que hasta entonces solo habían alcanzado a ver por videos en redes sociales.
“Una Tejerías pequeña”, así describen los residentes de la calle Fermín Toro de Valle Verde lo vivido durante las tres horas de lluvia que cayó en la zona norte de Anzoátegui la tarde del pasado 3 de noviembre.
Para las autoridades, como el alcalde portocruzano Nelson Moreno, la situación se produjo porque tres ríos confluyeron en la parte alta de la montaña que arropa al sector, saturaron el suelo y produjeron el torrente que se llevó todo a su paso, afectó 300 casas y, oficialmente, dejó seis decesos, aunque familiares afirman que varias personas aún están desaparecidas.
Uno de esos familiares buscaba información sobre el paradero de su madre, era Irma García. Con lágrimas García contó que su madre, Santa Irene García, de 70 años, estaba entre las personas cuyo paradero era desconocido desde la tarde del jueves.
No sé nada de mi mamá, ahí donde están todos buscando estaba su casa, no sabemos si está tapiada o el torrente la arrastró más abajo, aquí todo fue confuso y muy rápido, esto nosotros nunca lo habíamos vivido”, contó García.
Durante la tarde de este viernes, el alcalde de Lechería, Manuel Ferreira, informó que los perros de la brigada canina marcaron el lugar en el que estaba la señora García y dio como seguro el rescate de su cuerpo.
“Lamentamos informar que en los puntos marcados por nuestros canes de búsqueda y rescate, los entes competentes hallaron los cuerpos sin vida de dos personas que estaban reportadas como desaparecidas. Paz a sus almas y nuestras condolencias a sus familiares”, escribió Ferreira en su Twitter.
Y como en todo evento, las informaciones fueron confirmadas horas más tarde por las máximas autoridades, en esta ocasión el gobernador Luis Marcano ratificó, pasadas las 7:00 p. m., la información divulgada por Ferreira.
“Producto de las intensas lluvias de ayer jueves se han encontrado otras tres personas fallecidas en el sector Valle Verde de Puerto la Cruz, con lo cual ya suman siete las personas que han perdido la vida en nuestro estado por las afectaciones presentadas entre Sotillo y Guanta”, escribió en Twitter sin dar mayores detalles.
Los otros vecinos localizados son: Salvador Guerra, de 50 años, y Lila de Guerra, de 45, ambos residentes de la casa conjunta a la de Santa Irene García.
María Brito es una joven habitante de la calle Fermín Toro, aunque su casa resultó con afectaciones leves, contó a Crónica.Uno comó vio cuando el torrente de agua arrastró a la primera víctima de la tragedia, identificada después como Raizi Josefina Márquez Brito, de 62 años.
“Aquí cuando llueve la gente sale a limpiar las cunetas para que circule el agua, y la señora Raizi salió, ella intentó cruzar a la casa de su mamá que vive enfrente de la suya pero la corriente la sorprendió, se la llevó y apareció casi cerca de la escuela, eso está a más de 100 metros de aquí, tenía muchas heridas en su cuerpo cuando la rescataron”, dijo.
Cielo negro
Si en la noche del jueves el miedo reinó en Valle Verde, durante buena parte de la mañana del viernes 4 de noviembre la tensión se sentía en la comunidad. Los rostros de preocupación de quienes habitan la populosa barriada portocruzana estaban a la orden del día, sobre todo cuando el cielo encapotado y una intensa lluvia que se prolongó por varios minutos les hizo revivir un escenario ya conocido hacía menos de 24 horas.
Aún con la mirada pérdida y contrariada por lo sucedido, Mirna Pérez narró que la angustia se apoderó de ella esa tarde del 3 de noviembre, porque mientras se encontraba trabajando en un negocio en el centro de Puerto La Cruz, su esposo y su hijo vivían el deslave en pleno y lucharon por salvar sus vidas.
Paradójicamente, como ella misma relata, las piedras y troncos que bajaron de la montaña formaron una especie de dique frente a su casa, el cual contuvo el agua y permitió que su esposo e hijo terminaran a salvo en una vivienda contigua.
Estas piedras, aunque parezca loco, salvaron a mi esposo y mi hijo. Mi esposo salió por el techo y montó al bebé sobre el techo del carro y se lo pasó al vecino, él también pudo salir y hoy, gracias a Dios, solo contamos pérdidas materiales, mira cómo quedó mi casa, pasa para que veas. Hay vecinos que aún están desaparecidos y eso nos duele”, señaló.
La tragedia en la casa de Mirna Pérez pudo ser peor, puesto que la pared de un galpón conjunto se desplomó y cayó a escasos dos metros de su vivienda.
Los espacios para los reclamos no faltaron. Royer Alcántara, vecino de la zona, indicó que si bien el despliegue de funcionarios fue abismal en el transcurso de la mañana, estos apenas llegaron pasadas las 9:00 a. m. del viernes 4 de noviembre, mientras tanto, fueron los propios vecinos quienes brindaron las primeras labores de ayuda.
Está bien que hayan venido, pero solo vienen para tomarse una foto y mandarle el reporte no sé a quién, aquí hemos sido nosotros los que hemos trabajado y ayudado a la gente del barrio. No tenemos luz, ahora no sabemos qué va a pasar con nosotros”, refirió.
Darwin Duran no es vecino de la zona, pero tiene familiares allí. Contó que al escuchar el sonido de las sirenas generado por los vehículos oficiales supo que las cosas no estaban bien en lo que fue “su pateadero”, y de inmediato subió desde la parte baja del sector Chuparín a ver cómo se encontraban sus familiares.
Afectado por lo que pasó en la que atribuye como “su comunidad”, Durán también agradeció a Dios por solo contar pérdidas materiales. El hogar de su abuelo resultó tapiado.
Ellos estaban acá y tuvieron que romper el techo para poder salir. Esto fue feo, nunca había visto un deslave como este en la comunidad, siempre veíamos que bajaba el agua de la montaña pero no en esta magnitud. Mi abuelo y otros familiares que vivían en esta casa, está en donde otro familiar, mis vecinos me están ayudando para sacar todo el barro de la casa”, sostuvo.
Las razones
Según las autoridades, una pared de la montaña se desplomó debido a la saturación del suelo y fue lo que provocó el deslave. La zona alta de Puerto La Cruz forma parte de las 83 zonas de riesgo que, según el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas, se contabilizan en el área urbana del estado Anzoátegui.
Rodolfo Gil, presidente de la Fundación Agua Para Todos, refirió que gran parte de la tragedia de Valle Verde se debe a la deforestación del área, posterior construcción de ranchos e inclusive la ocupación de ciertas áreas para usarlas como sembradíos, tal como ocurre en parte de la montaña de Valle Verde, en la que se aprecian varias parcelas sembradas de plátano y maíz.
En medio del querer saber qué va a pasar en la zona, los vecinos indicaron que ahora sus problemas cotidianos se incrementan, pues si bien el servicio de agua era precario —llegaba apenas una hora por semana— ahora están peor ya que parte de la red de distribución quedó destruida por el deslave y además deberán esperar por la restitución del servicio eléctrico, el cableado aún estaba en medio de la calle en plena remoción de escombros.