La Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), presentada por la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas (UCAB), reveló que los envíos de remesas a Venezuela disminuyeron de 59%, en 2021, a 49%, en 2022.
Si bien Venezuela salió de la hiperinflación en el mes de enero, el aumento de precios sigue siendo volátil y las remuneraciones son de las más bajas del continente.
Más de la mitad de las personas que continúan enviando remesas lo hacen una o dos veces por mes, pero la cantidad de dinero que pueden mandar también ha bajado, según los datos registrados por la Encovi.
El economista Luis Bárcenas señaló que este problema podría profundizarse en 2023, debido a que la economía mundial es inestable.
«Yo creo que el tema de las remesas el próximo año puede verse perturbado, no por lo que ocurre en Venezuela, sino por lo que ocurre en el resto del mundo, que va a afectar cómo los migrantes generan esos ingresos. Si estamos entrando en un entorno de recesión mundial en los principales mercados, es muy probable que los migrantes puedan disponer mucho menos de su salario para enviarle a su familia», explicó a la Voz de América.
Las remesas para Venezuela representaron 5% del Producto Interno Bruto del país en 2021.
Sobre este punto, el economista y asesor de riesgo bancario Leonardo Buniak señaló que una vez cesen las condiciones adversas que dejó la pandemia y la crisis económica, producto del conflicto entre Ucrania y Rusia, Venezuela podría adoptar una economía que dependa en buena medida de las remesas.
Estima que de alcanzarse cierta estabilidad laboral en el resto del mundo, los más de 6 millones de migrantes venezolanos fuera del país podrían enviar unos 15.000 millones de dólares en remesas en los próximos 5 años.
Con información de La Voz de América