A sus 80 años de edad, Gregoria* ya no puede alzar una pimpina de agua. De tanto cargar agua terminó con un lumbago, sin contar que tiene dolores en las rodillas y en los riñones.
Para conseguir agua no le queda de otra que hacer trueques de dos papas rellenas por cinco pimpinas, que le duran más de tres días siempre y cuando no lave.
En San José de Cotiza, donde vive desde hace más de ocho años, no hay servicio de agua continua. Según los vecinos, puede que llegue una vez a la semana, cada 15 días, o cuando se acuerden de ellos.
En consecuencia, en el lugar se habilitaron varias tomas de agua que provienen directamente de El Ávila. Sin embargo, Gregoria ya no está para esos trotes y lo poco que gana en su emprendimiento de empanadas y papas rellenas le sirve para su sustento y el traslado de agua.
El informe Evaluación sobre las Condiciones de Vida y Salud de las Personas Mayores en Venezuela 2022, de Convite, documentó que 86 % de los adultos mayores sufren de interrupciones en el servicio de agua.
En las calles de Los Cujicitos, en Cotiza, es normal ver a vecinos cargando agua en los llenaderos, igual que pagándoles a los carretilleros de la zona. Estos últimos pueden cobrar de $1 a $3 dólares por trasladar agua, aunque todo depende de la cantidad y la distancia del recorrido.
“La calle del geriátrico”
Noris es diabética, tiene 60 años de edad y también vive en San José, Cotiza. Le han dado dos infartos, una trombosis, es hipertensa y tiene la cervical dañada. Aun así, con collarín y todos sus padecimientos, no se ha salvado de llevar tobos de agua hasta su casa.
La calle por donde vive Noris la conocen como “la calle del geriátrico”, pues gran parte de los vecinos son adultos mayores que “están agotando la salud” por la escasez del agua. Y, en más de una ocasión, a pacientes que recibían quimioterapias les tocó ir a las tomas de agua.
Entre 70% y 80% de los adultos mayores sufren de dos o tres padecimientos, como la osteoporosis e hipertensión, que requieren medicación de por vida, según Luis Francisco Cabezas, director de la organización sin fines de lucro Convite.
Que esta población no cuente con servicio de agua continua es un impedimento para la higiene personal y el aseo de espacios como los baños, que si no tienen agua pueden ser un foco para infecciones urinarias, de acuerdo con la geriatra Ysamary Mujica. Además, resaltó que el agua estancada o turbia puede ocasionar problemas gastrointestinales y afecciones dermatológicas.
Convite, en su informe de 2022, documentó que 163 de los encuestados indicaron tener diarrea aguda; otros 201 padecen de estreñimiento y 317 gastritis.
Un sistema improvisado
Noris vive con su esposo y sus dos hijas. Ambas trabajan, pero una de ellas tiene quistes en los ovarios. Fue operada, pero se volvieron a reproducir. Ni Noris ni su esposo dejan que cargue agua porque puede tener hemorragias continuas.
Con información de El Carabobeño