Setenta y dos de los 112 exdiputados que en 2019 apoyaron la figura de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela han cambiado su postura y ahora defienden poner punto y final al interinato.
Expertos y analistas aseguran que el fin del interinato no tendría un impacto directo en los venezolanos, y que significaría «el fracaso de toda una estrategia» que empezó durante la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos pero que se fue debilitando y dejó a la oposición «polarizada».
“Guaidó es una figura que, en realidad, surgió a raíz de una confluencia geopolítica de intereses por parte de Estados Unidos (en ese entonces con el expresidente Donald Trump), pero también de sectores de la oposición que se habían sentido envalentonados con el cambio de la fuerza de poder de la oposición dentro de Venezuela a una oposición fuera del país”, explicó durante una entrevista Alejandro Velasco, profesor de historia de la Universidad de Nueva York (NYU).
“Sin legitimidad autónoma” y “sin apoyo internacional” es muy probable que Juan Guaidó tenga que salir de Venezuela o que “el gobierno de Nicolás Maduro sienta que es una figura ya tan inconsecuente que en realidad no tiene que hacer nada”, dijo Velasco, quien ha centrado parte de su investigación en el estudio de la historia moderna de Venezuela.
“Ya la misma oposición lo ha apartado y en realidad no tiene ninguna relevancia”, agregó.
Guaidó en ese sentido defendió, a través de su cuenta de Twitter, «una herramienta de resistencia constitucional como lo es la Presidencia Encargada», una medida que, a su juicio, «debemos fortalecerla y preservarla, jamás declinar ni abrirle la puerta a una dictadura».
«Vamos cumplir el mandato que tenemos con la Constitución y los venezolanos», se comprometió.
El papel de la era Trump
Jesús Seguías, consultor político y presidente de la compañía de sondeos electorales Datincorp, con presencia en Venezuela, Estados Unidos y otros países de la región, cree que la falta de apoyo a Guaidó supone «el fracaso de toda una estrategia que se inició en el año 2014» para sacar al presidente Nicolás Maduro del poder.
La oposición encontró «un apoyo inusitado» en el presidente Donald Trump, «quien les hizo creer que sí era posible lograr esa salida por la vía de la coacción, como fue el caso de las sanciones”, dijo el analista.
Seguías asegura que entre la oposición había «el convencimiento» de que Trump iba a poner a disposición la fuerza militar estadounidense necesaria para sacar a Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores, algo que la Casa Blanca nunca afirmó y solo se limitó a señalar que “todas las opciones estaban sobre la mesa”.
“Se creó una falsa expectativa”, apuntó Seguías.
Un interinato de pocas semanas que se prolongó cuatro años
Cuando surgió la figura de Guaidó en 2019, la idea de la oposición fue implantar “el gobierno interino para unos pocos meses o para pocas semanas”, dijo Eugenio Martínez, analista especializado en procesos políticos electorales en América Latina.
“De esos pocos meses pasamos a prácticamente cuatro años de interinato. Un interinato que al principio le valió a la oposición para unificar su voz y ser escuchado internacionalmente, pero que a la larga le hizo mucho daño a la oposición, en el sentido de que la oposición olvidó que era oposición y se dedicó a gobernar en una estructura ficticia mientras Nicolás Maduro, a pesar del rechazo internacional y la precarización del país, en la práctica, seguía afianzándose en el poder”, apuntó.
En ese sentido, cree que “el gobierno interino terminó polarizando excesivamente a la oposición venezolana”, lo que acabó acarreando más problemas que soluciones a largo plazo.
“Voluntad Popular se puso frente a los otros tres partidos más grandes como Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Acción Democrática, generando más problemas de los que resolvió”, dijo convencido de que esta situación “va a dejar muchas heridas abiertas dentro de la oposición”.
Una crisis sin impacto real en los venezolanos
El experto sostiene que esta nueva crisis en la oposición venezolana no tiene un impacto directo en los venezolanos «ni dentro ni fuera del país» ya que, a su parecer, “el debate se está centrando única y exclusivamente en la defensa de los activos que tiene Venezuela en el extranjero”.
De hecho, la propuesta que se presentó a finales de la semana pasada, y que debería abordarse de nuevo este jueves, contemplaba la continuidad de la junta del Banco Central de Venezuela (BCV) y la de Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), de manera que se podrían asegurar las operaciones de CITGO en Estados Unidos, entre otras cosas.
Poco apoyo internacional
Por otro lado, Martínez subraya que “el contexto internacional en el que nació el gobierno interino en 2019 es totalmente diferente al contexto internacional de 2022, no solamente por el cambio de administración de Estados Unidos, que pesa bastante, sino porque los principales aliados regionales que tenían, que eran Colombia y Brasil, han dado un cambio ideológico” con Gustavo Petro y Lula Da Silva al frente, respectivamente.
“Al final el gobierno interno se quedó sin aliados», dijo. En la actualidad, solo cuatro países reconocen al representante diplomático del gobierno interino, añadió refiriéndose a Estados Unidos, Canadá, Costa Rica y Paraguay.
«Está por ver qué pasará»
Aunque desde la Administración Biden se sigue defendiendo el papel de una figura opositora válida para abordar las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Estados Unidos, los expertos apuntan a que está por ver qué es lo que pasará a partir de ahora.
Sin embargo, algunos, como Velasco, creen que desde la Casa Blanca han entendido cuál es la situación con la oposición y que no contemplan ese grupo como un bloque monolítico, una percepción que sí se tenía anteriormente.
“Creo que lo mejor que ha hecho el gobierno de Biden es comenzar a entender que no hay una oposición venezolana, que hay muchas oposiciones y que todas esas oposiciones siempre se han visto en pugna”, dijo el profesor de historia de la NYU, recalcando que “el gran error de la administración Trump hacia Venezuela fue pretender no solamente que solo hay una oposición, sino que privilegió una facción dentro de muchas oposiciones”.
La Casa Blanca y el Palacio de Miraflores: primeros contactos
El subsecretario de Estado de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, se refirió en una entrevista en NTN24 al papel que jugará Juan Guaidó a partir de ahora y declaró que “es la Asamblea Nacional de Venezuela la que tiene que determinar su postura después del 5 de enero de 2023”.
“Vamos a seguir las indicaciones de la oposición venezolana y cómo van a tratar ese tema”, dijo Nichols, sin ahondar más en el tema.
La Casa Blanca dijo que no se pronuncia sobre una situación «hipotética».
Un funcionario del Departamento de Estado dijo el pasado jueves a la VOA una respuesta similar: “No entramos en hipotéticos”.
Sobre la postura que tomará la Casa Blanca, los analistas creen que la oposición no tendrá tanto peso como hasta ahora.
Velasco señaló que la Administración Biden también ha mantenido contactos con el oficialismo, a pesar de no tener relaciones diplomáticas. Hace unos meses se supo de una reunión entre altos funcionarios estadounidenses con miembros del oficialismo venezolano en Caracas para abordar la crisis energética por la guerra en Ucrania.
“En el último año y medio hemos visto que el gobierno de Estados Unidos, cuando tiene que negociar con otra gente, lo hace”, dijo Velasco.
Martínez señala que “en el momento en que el gobierno interino perdió esa exclusividad de la intermediación entre Caracas y Washington, la oposición también perdió poder”.
“En este momento el gobierno de Maduro no necesita a la oposición para negociar con Estados Unidos”, apuntó.
Problemas de identidad frente al exterior
Martínez insiste en que “cuesta entender quién es el líder de la oposición”, por la fragmentación entre las facciones contrarias al oficialismo venezolano. Y eso puede acabar generando mayor confusión de cara a la comunidad internacional, agregó.
“En este momento no hay alguien dentro de la oposición que pueda hacer valer su opinión sobre el resto de los partidos o sobre el resto de candidatos. Y eso es un problema, evidentemente, para la oposición, pero también es un problema para la comunidad internacional, porque lo que la comunidad internacional pueda hablar o negociar con Leopoldo López no es algo que vaya a afectar a (Henrique) Capriles o lo que puedan negociar con él, por ejemplo”, dijo Martínez.
“Mientras la oposición siga en esa dinámica de no tener un líder claro o una persona que pueda hacer valer opiniones sobre el resto de los partidos, candidatos y liderazgos, va a ser muy difícil que la comunidad internacional logre entender lo que está pasando dentro de la oposición venezolana, pues siempre va a depender con qué partido hables”, agregó.