Pasan el termo de un compañero al otro entre risas, un sorbo y viene el siguiente, al acercase un adulto intentan esconderlo y toman una actitud seria, pero los efectos de la sustancia que están tomando no los deja, es allí cuando el docente o el familiar se da cuenta que realmente lo que están ingiriendo los adolescentes no se trata de un jugo cualquiera, sino que este está ligado con algún licor.
Ante la preocupación de padres, representantes y educadores al encontrar a adolescentes bajo los efectos del alcohol dentro de las instituciones educativas, el Proyecto Juvenil Misionero (Projumi) brindó entre 30 y 36 asesorías durante el año 2022 de prevención y orientación, a fin de evitar que se sigan suscitando estos incidentes.
Gerardo Pastrán, presidente de la organización, explicó que el que los jóvenes ingresen o consuman licores dentro de las instituciones no es nuevo, pero se podría prevenir brindando información y atención.
“La alerta es que a nivel de las instituciones educativas hay que manejarse con mucha precaución porque se han detectado que los muchachos andan con termos en los que se pensaría que hay un refresco o un jugo, pero estos jugos en algunos casos van acompañados de un licor”, dijo, detallando que no sólo se vería en las instituciones educativas, sino también en agrupaciones de música y baile.
Resalta que en la actualidad por los pocos estudiantes que hay en las instituciones, para el personal docente es un poco más fácil notar cuando los jóvenes han consumido licor porque tienen alteraciones evidentes en su comportamiento.
“Estos chamos se comienzan a portar de una manera más acelerada o incluso pueden llegar a ser groseros, porque están en medio del consumo silencioso. Tenemos que trabajar en la prevención”, dice.
Recomienda que se debe monitorear muy bien a los jóvenes en la hora del receso, ver la cantidad de veces que van al baño y la frecuencia en la que lo hacen, porque la mayoría de los casos es allí donde esconden los licores y además de estar muy pendientes de su temperamento, pues es clave para determinar si está consumiendo licor o si por el contrario tiene alguna condición de salud que deba ser tratada por un especialista.
Según los estudios de Projumi, los jóvenes cometerían estos actos por varias razones, en especial la soledad que atraviesan la cual está motivada a la migración y la situación país.
“Después de la pandemia esto aumentó más, los chamos se sienten apartados dentro de la familia porque hay casas grandes, cuartos grandes, tecnologías en las casas, pero corazones vacíos, se está convirtiendo la familia solamente en dar cosas materiales y mientras más cosas materiales se tiene se está alejando al joven de la realidad de aquel que sufre”, asegura.
Otra de las razones sería la curiosidad y el tiempo de ocio porque las instituciones en su mayoría no estarían brindado espacios con actividades extracurriculares como clases de música, manualidades, deportes, gimnasia, teatro, danzas, entre otros, así como también ocurre en las comunidades, no hay opciones de esparcimiento.
“Cuando tú les das opciones al joven en las instituciones educativas y en su comunidad para hacer otras cosas en las que se celebre la vida, el chamo lo agradecerá y estará apartado de las sustancias sean lícitas o ilícitas, como las drogas, el alcohol y tabaquismo, se apartan porque no tendrán tiempo de hacer otras cosas”, indicó, haciendo el llamado a generar espacios de esparcimiento.
Con información de La Prensa de Lara