La migración venezolana ha tenido un impacto significativo en los niños que se quedan atrás, alejados de sus padres migrantes. Estos niños pueden sufrir cambios emocionales y de comportamiento debido a la ausencia de sus padres y el estrés de la situación. Además, la mudanza a un nuevo hogar y la adaptación a un cuidador o representante puede complicar aún más la situación.
En este artículo se discutirán los trastornos emocionales y del sueño que afectan a los hijos de migrantes venezolanos.
La separación de padres e hijos por motivo de la migración venezolana pone en una situación vulnerable a los más pequeños. Los niños pueden sufrir cambios emocionales como tristeza, irritabilidad y cambios en el comportamiento. Estos síntomas pueden manifestarse en dificultades para dormir o, por el contrario, pasar largas horas durmiendo.
También pueden afectar la alimentación, llevando al niño a comer en exceso o perder el apetito. La falta de un referente afectivo clave, como son los padres, puede ser la causa de estos cambios emocionales.
El bajo rendimiento académico también puede ser una señal de la afectación emocional en los niños. Un niño triste no tiene la disposición en ese momento para aprender. Además, la mudanza del hogar primario a la casa del cuidador o representante que quedará a cargo puede significar cambios en la doctrina de crianza y, por ende, complicar aún más la situación del menor de edad.
La migración venezolana ha dejado un impacto significativo en los niños que se quedan atrás, y los trastornos emocionales y del sueño son solo algunas de las consecuencias que pueden afectarlos. Es importante que los cuidadores o representantes estén atentos a los cambios de comportamiento de los niños y brinden el apoyo necesario para ayudarles a superar este difícil momento.
Es necesario que se tomen medidas para garantizar el bienestar de los niños afectados por la migración y se les brinde el apoyo emocional y psicológico que necesitan