La frontera entre Panamá y Costa Rica se ha vuelto casi inexistente, permitiendo un flujo sin restricciones de migrantes en su camino hacia Estados Unidos. Sin embargo, esta aparente facilidad de paso no disminuye los peligros y traumas que enfrentan los migrantes. La travesía por la selva del Darién, con sus violaciones, robos y muertes, se convierte en una pesadilla para aquellos que ya han sufrido abusos en su recorrido migratorio.
En la localidad internacional de Paso Canoas, la falta de control de pasaportes y barreras facilita el tránsito de los migrantes. Llegan en autobuses al lado panameño y, tras caminar unos metros, pueden subirse a otro vehículo que los llevará hacia el norte, rumbo a Nicaragua. A pesar de esta aparente facilidad, los migrantes han sido víctimas de abusos y maltratos a lo largo de su viaje, enfrentando mafias, políticas gubernamentales restrictivas y delincuencia.
La selva del Darién se convierte en un obstáculo infranqueable para aquellos que intentan obstaculizar el avance de los migrantes. Esta frontera natural entre Colombia y Panamá es escenario de robos, violaciones y asesinatos. Las historias de abuso y violencia son desgarradoras, como la de una mujer colombiana que relata haber sido violada junto a otras tres mujeres, entre ellas una niña de 14 años, durante su travesía por la selva.
A pesar de las atrocidades que han sufrido, el miedo a represalias y la falta de confianza en las autoridades locales les impiden denunciar a sus agresores.
Las advertencias y testimonios de los migrantes se multiplican, especialmente los de los venezolanos, quienes instan a sus compatriotas a no llevar a sus hijos en este peligroso viaje.
Las historias de tragedias infantiles, como la muerte de una niña que se soltó del canguro de su madre y se golpeó mortalmente contra una piedra, son desgarradoras. Además de los peligros naturales, los migrantes también son víctimas de robos, secuestros y violaciones a lo largo del camino.
La travesía de los migrantes a través de la selva del Darién es una odisea llena de peligros y sufrimiento. A pesar de la falta de control en la frontera entre Panamá y Costa Rica, la realidad de los migrantes es desgarradora, enfrentando abusos y violencia a lo largo de su camino hacia Estados Unidos. La abolición del Título 42, una normativa que permitía deportaciones rápidas debido a la pandemia, se espera que aumente aún más el flujo migratorio hacia Estados Unidos. Es urgente abordar esta crisis humanitaria y encontrar soluciones para proteger la vida y los derechos de los migrantes, brindándoles alternativas seguras y legales para buscar una vida mejor.