La directora de Migración de Panamá, Samira Gozaine, ha denunciado que los países que permiten a los migrantes, especialmente a los menores, exponerse a los peligros y atrocidades en el Tapón del Darién, la frontera natural entre Panamá y Colombia, son cómplices de estas situaciones inhumanas.
En medio de la selva del Darién, los migrantes se enfrentan a riesgos naturales y también denuncian violaciones, extorsiones y robos. Esta crisis migratoria ha alcanzado proporciones alarmantes, con un número creciente de personas que atraviesan la selva en busca de un futuro mejor.
El Tapón del Darién ha sido durante años uno de los pasos migratorios más peligrosos del mundo, utilizado por migrantes de diversas nacionalidades que se dirigen hacia Estados Unidos. Muchos de ellos son víctimas de redes transnacionales de tráfico de personas en un negocio ilegal millonario.
Entre enero y abril de este año, más de 145.000 migrantes han cruzado la selva del Darién, una cifra seis veces mayor que el mismo período del año anterior. Esta situación evidencia la magnitud de la crisis y la necesidad de abordarla de manera urgente.
La directora de Migración de Panamá ha presenciado de primera mano las terribles condiciones en el Darién, incluyendo la presencia de niños recién nacidos y relatos desgarradores de migrantes engañados para cruzar la selva.
Además, ha denunciado que en Colombia se administran pastillas a las mujeres migrantes para prevenir embarazos en caso de violación. Estas atrocidades y abusos contra los migrantes son muestra de la realidad desgarradora que enfrentan.
Gozaine sostiene que es necesario abordar esta migración desordenada e irregular que viola los derechos humanos de los niños. Insta a los países a dialogar y buscar soluciones para frenar esta crisis migratoria y poner fin al negocio lucrativo del crimen organizado.
Es fundamental que los Estados asuman su responsabilidad y tomen medidas efectivas para proteger a los migrantes y garantizar su seguridad y dignidad.
La situación en el Tapón del Darién es desgarradora y requiere una acción inmediata. Los países que permiten que los migrantes se expongan a peligros extremos y sean víctimas de atrocidades son cómplices de estas violaciones de derechos humanos.
Es crucial que se establezcan políticas y acciones concretas para frenar esta migración desordenada y proteger a los migrantes, especialmente a los niños. El diálogo entre los países y la cooperación internacional son fundamentales para abordar esta crisis migratoria y garantizar un trato digno y humano a aquellos que buscan una vida mejor.