Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, el mundo ha experimentado un aumento alarmante en la utilización de las redes sociales como medio para captar víctimas de trata de personas. Esta preocupante tendencia ha sido alertada por el Comité para la Eliminación de la Discriminación en Contra de la Mujer (Cedaw), destacando la explotación sexual y otras formas de esclavitud moderna como los objetivos de estas redes criminales.
En este contexto, es necesario abordar esta problemática y concienciar sobre los riesgos asociados al uso indiscriminado de las redes sociales.
Según Estefanía Mendoza, coordinadora general de Mulier Venezuela, la pandemia ha generado una mayor dependencia de la virtualidad, situación que ha sido aprovechada por las redes de trata para establecer contactos con potenciales víctimas.
La captación a través de las redes sociales puede tener como objetivo la explotación sexual, que va más allá de la prostitución forzada y abarca la generación de contenido sexual explícito, la pornografía infantil y diversas formas de esclavitud moderna.
La captación no se limita a ofrecer falsas oportunidades de estudio, trabajo o reencuentro familiar, sino que también implica la creación de perfiles falsos y el establecimiento de relaciones emocionales engañosas. Las redes de trata se valen de estrategias como el “enamoramiento” en las redes sociales, aprovechando la información personal compartida por las víctimas para establecer un vínculo de confianza.
Una vez establecida la relación, los tratantes buscan obtener contenido sexual explícito bajo la premisa de una relación amorosa, amenazando con hacerlo público y coaccionando a las víctimas para realizar acciones indebidas o ser explotadas en entornos fuera de la virtualidad.
Las mujeres, niñas y adolescentes son los grupos más vulnerables en esta problemática, representando más del 70% de las víctimas de redes de trata en el mundo, y más del 90% cuando se trata de explotación sexual.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que también existen hombres, niños y personas trans víctimas de trata. En el caso de las mujeres venezolanas migrantes, su exposición a la trata se ve agravada por la situación de emergencia humanitaria compleja y las dificultades para acceder a documentos de identidad.
En cuanto a las estrategias utilizadas por los tratantes, se ha identificado el uso de perfiles falsos que se hacen pasar por personas famosas, especialmente en comunidades de fanáticas de artistas. Mediante el cortejo virtual, los tratantes logran obtener contenido sexual explícito de las víctimas, valiéndose incluso de tecnologías de inteligencia artificial para manipular imágenes y videos y hacer que todo parezca aún más creíble.
Ante esta problemática, es fundamental que las personas estén informadas sobre las estrategias utilizadas por los tratantes y que sospechen de ofertas que parezcan demasiado buenas para ser ciertas. Además, se recomienda promover el uso seguro de las redes sociales, especialmente entre mujeres, niñas y adolescentes, y fomentar la comunicación en el entorno familiar y cercano para generar conciencia sobre este delito.
Es responsabilidad del Estado tomar medidas para combatir la trata de personas, incluyendo acuerdos bilaterales con países receptores de migrantes venezolanos, fortalecimiento del control fronterizo, capacitación de funcionarios para identificar posibles víctimas y garantía de justicia sin revictimización.
Asimismo, es necesario elaborar campañas informativas en todo el país para alertar y prevenir este delito.
La pandemia ha potenciado el uso de las redes sociales como herramienta para captar víctimas de trata de personas, especialmente para la explotación sexual. Es necesario concienciar sobre los riesgos asociados al uso indiscriminado de estas plataformas y promover medidas de prevención, tanto a nivel individual como a nivel estatal. La lucha contra la trata de personas requiere un esfuerzo conjunto para proteger a los grupos más vulnerables y garantizar la seguridad y dignidad de todas las personas.