Un triste y escalofriante suceso ha conmocionado a la comunidad en el sector Cañafístula, parroquia Calabozo, estado Guárico. Una niña de ocho años, identificada como Dariolis Shekina González Correa, se quitó la vida luego de haber sido presuntamente violada por su propio abuelo.
Más aún, la madre de la menor, Rosmery Carolina Correa Segarra, es señalada como cómplice de estos terribles actos. Los funcionarios del Cicpc (Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas) han llevado a cabo un minucioso trabajo de investigación para esclarecer los hechos.
Tras el fallecimiento de la niña, reportado por sus familiares, se reveló que la madre la había regañado por salir de casa sin autorización. Sin embargo, durante la autopsia, se descubrieron evidencias de desfloraciones anales antiguas en el cuerpo de la menor.
Este hallazgo llevó a los detectives del Cicpc a profundizar en las investigaciones, lo que finalmente condujo a la detención del abuelo, identificado como Luis Armando Correa, de 68 años. Según las autoridades, el abuso sexual perpetrado por el abuelo se había prolongado durante un período de tiempo indefinido.
Además, se reveló que la madre de la niña, Rosmery Carolina Correa Segarra, de 36 años, tenía conocimiento de estos hechos.
Ambos implicados fueron arrestados y puestos a disposición de la Fiscalía 12° del Ministerio Público, especializada en Protección de Niños, Niñas y Adolescentes.
Este trágico caso de abuso y suicidio ha dejado a la comunidad consternada y ha puesto de manifiesto la importancia de proteger a los más vulnerables. La muerte de Dariolis Shekina González Correa, una niña de apenas ocho años, a manos de su abuelo y con la aparente complicidad de su propia madre, es un recordatorio escalofriante de la crueldad que puede existir en el mundo.
Es fundamental que las autoridades realicen una investigación exhaustiva y que se haga justicia en este caso. Asimismo, es esencial promover la conciencia y la educación en temas de prevención del abuso infantil y la protección de los derechos de los niños. La sociedad debe unirse en la lucha contra estos actos atroces y trabajar en la creación de entornos seguros y libres de violencia para los niños.