La economía de Venezuela ha experimentado un “frenazo” en el primer trimestre del año, lo que ha reducido las expectativas de crecimiento para 2023. Aunque esta tendencia ha generado preocupación entre los expertos, se prevé que la situación se revierta en los próximos meses, especialmente en sectores como el petrolero.
Analizaremos los factores que han contribuido a esta desaceleración económica, así como los signos de mejora que se vislumbran en el horizonte.
Según el director de la firma Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, se esperaba inicialmente un crecimiento del 8 % para este año en comparación con 2022. Sin embargo, debido a la contracción significativa del consumo y la actividad de diversos sectores durante los primeros tres meses, esta proyección se ha reducido al 2 %.
Este escenario económico ha generado condiciones sociales deterioradas y ha llevado a un aumento de las protestas en el país.
Uno de los factores que ha impactado negativamente en la dinámica económica es la política gubernamental contra la dolarización. Medidas como el impuesto del 3 % sobre los pagos en divisas y la restricción en la transferencia de dólares por parte de los bancos han tenido consecuencias contraproducentes, encareciendo los productos y potenciando la inflación.
Esta postura resulta contradictoria, ya que el Gobierno había alentado la dolarización en el pasado, lo cual había generado cierta estabilidad y permitido el desarrollo de la actividad comercial.
Otro factor que contribuye al frenazo económico es la situación precaria del sector público, que emplea aproximadamente el 30 % de la fuerza laboral. Los bajos salarios en el sector público han disminuido el consumo y, por ende, la actividad comercial e industrial.
De acuerdo con Ecoanalítica, el volumen de ventas ha experimentado una caída del 15 % en el primer trimestre en comparación con el mismo periodo del año anterior.
A pesar de estos desafíos, existen señales de mejora en el horizonte. Algunos sectores, como el petrolero, esperan un aumento leve en los ingresos, principalmente debido a acuerdos con empresas extranjeras como Chevron, Repsol y Eni.
Además, se espera una leve recuperación en el consumo tras el ajuste de los ingresos, lo que podría tener un impacto positivo en sectores como alimentos y medicinas. Estos indicios hacen pensar que el segundo semestre del año podría presentar una mejor perspectiva económica.
No obstante, se advierte que la fragilidad de la economía venezolana no se resolverá hasta que se aborde el conflicto político que atraviesa el país. El estancamiento en el diálogo entre el oficialismo y la oposición ha contribuido a la falta de soluciones y ha generado acusaciones mutuas en temas como la corrupción.
A pesar del frenazo económico experimentado en el primer trimestre, Venezuela mantiene cierto optimismo respecto a una posible mejora en los próximos meses. Si bien existen desafíos significativos, como la política contra la dolarización y la precariedad del sector público, se vislumbran señales positivas, especialmente en el sector petrolero. Sin embargo, es fundamental que se resuelva el conflicto político para lograr una verdadera recuperación económica y social en el país.