La violencia infantil es un fenómeno preocupante en Venezuela, donde se han registrado miles de casos de abuso sexual contra niños y adolescentes. En este contexto, también se han evidenciado riesgos para los niños que son llevados de visita a las cárceles del país.
Este artículo aborda la problemática, destacando casos de violencia ocurridos en estos entornos y la falta de medidas de prevención. Además, se presentan testimonios de expertos, presos y familiares, revelando la complejidad de la situación y los desafíos que implica proteger los derechos de los niños en este contexto.
La violencia infantil ha alcanzado niveles alarmantes en Venezuela, como lo demuestran las cifras de abuso sexual registradas en los últimos años. El país se encuentra en una Emergencia Humanitaria Compleja, lo que ha generado tensiones económicas y sociales que se reflejan en los hogares y en el aumento de la violencia. Además, la impunidad prevaleciente y la falta de medidas preventivas han contribuido a normalizar la violencia y a poner en riesgo a los niños y niñas.
Lamentablemente, la violencia infantil también se ha extendido a las cárceles venezolanas. Existen casos documentados de abuso y violencia contra niños que son llevados de visita a estos centros penitenciarios. Uno de los casos más impactantes ocurrió en el Penal de Tocorón, donde un niño de un año de edad fue golpeado y abusado sexualmente mientras su madre se ausentaba brevemente para comprar alimentos. El autor del crimen, novio de la madre y también interno de la cárcel, fue linchado por la población penal en un acto de justicia por mano propia.
Expertos en derechos humanos y protección de la infancia han señalado la existencia de una sociedad profundamente herida en Venezuela, con un sistema educativo deficiente y una descomposición social y familiar que propician la violencia. A pesar de la existencia de leyes y normativas que permiten las visitas de niños a las cárceles, los riesgos asociados a esta situación no están adecuadamente controlados. La falta de supervisión y el debilitamiento de los Consejos de Protección han dejado a los niños expuestos a situaciones peligrosas.
Las visitas de los niños a las cárceles deberían ser un proceso supervisado por el Estado, que garantice la seguridad y el bienestar de los infantes. Sin embargo, la realidad es que la entrada de los niños a estos centros penitenciarios depende de la persona que los lleva y no existe un proceso formal de solicitud de permisos. Esta situación pone en evidencia las fallas en el sistema y la falta de protección efectiva para los niños en estos entornos.
La violencia infantil en Venezuela es un problema que se extiende a las cárceles, donde los niños que son llevados de visita enfrentan riesgos significativos. A pesar de los lineamientos establecidos en la ley para garantizar la seguridad de los niños en estos entornos, los hechos de violencia ocurridos demuestran que el Estado no ha logrado cumplir suficientemente con su responsabilidad.
Es necesario abordar esta problemática de manera integral, fortaleciendo las medidas de prevención, supervisión y protección de los derechos de los niños en las visitas a las cárceles venezolanas. Solo así se podrá garantizar un entorno seguro y respetuoso para los niños que se encuentran en esta situación vulnerable.