A más de un año de la aplicación de la Ley de Impuesto a Grandes Transacciones Financieras (IGTF), el sector industrial en Venezuela continúa navegando en la economía con dificultades para mantenerse a flote. Contrariamente a lo que algunas personas podrían pensar, el IGTF es considerado como un factor de distorsión en el panorama de la producción nacional, ya que impone un impuesto nacional a las operaciones en dólares.
Aunque este impuesto existe en el país desde hace siete años, la nueva ley abrió la posibilidad de que los usuarios y clientes también paguen el impuesto en transacciones realizadas en dólares u otras divisas distintas al bolívar.
Desafíos de cumplimiento y costos adicionales El IGTF ha generado una serie de desafíos para los contribuyentes, quienes deben dedicar tiempo y recursos adicionales para cumplir con los requisitos tributarios. Los contribuyentes especiales son responsables de percibir y reportar el impuesto, lo que implica un proceso adicional que debe ser cumplido para evitar sanciones y cumplir con la administración tributaria nacional. El impuesto se aplica directamente al consumidor final o al ciudadano común, lo que añade una carga adicional en las transacciones en dólares y promueve la informalidad.
El impacto del IGTF en el mercado El IGTF ha generado distorsiones en la economía al fomentar la informalidad. Las empresas buscan reducir costos y evitar el pago del impuesto, lo que lleva a desviaciones hacia la economía informal. Esta situación afecta especialmente a la cadena de suministro y distribución, ya que las transacciones en dólares se ven afectadas por el impuesto en cada etapa del proceso. Esto puede resultar en un incremento adicional del 15% en el costo final para el consumidor. La informalidad perjudica la competencia justa y afecta la producción nacional.
El impacto devastador El IGTF afecta significativamente la cadena de suministro y distribución de productos. Las transacciones en dólares se convierten en una cadena en la que cada etapa incluye el impuesto del 3%. Esto genera un aumento en los costos que se traslada hasta el consumidor final. La cadena de suministro nacional se ve afectada de manera devastadora, lo que dificulta la competitividad de las empresas y la producción nacional.
Buscando el equilibrio El gobierno ha implementado medidas como exenciones y excepciones para aliviar el impacto del IGTF. Sin embargo, estas medidas no han sido suficientes para impulsar la producción nacional y promover la recuperación económica. La industria ha solicitado la reducción del porcentaje del impuesto o su equiparación al aplicado a las operaciones en bolívares. Aunque estas acciones son importantes, se requiere un enfoque más amplio y medidas integrales para abordar los desafíos económicos y promover un entorno justo para los negocios formales.
Una desventaja competitiva Existe una desigualdad en las condiciones y la competencia entre los negocios formales e informales. A pesar de los esfuerzos para formalizar el sector informal, las medidas de fiscalización y sanciones no son equiparables a las que enfrentan los industriales. Esto crea una situación desfavorable para las empresas formales y promueve la informalidad. La implementación del IGTF pretendía dar impulso a la moneda nacional, pero en lugar de eso, ha generado resultados opuestos.
La implementación del IGTF ha generado distorsiones y desafíos en la producción nacional en Venezuela. Además de los costos adicionales y el tiempo dedicado al cumplimiento tributario, el impuesto ha promovido la informalidad y ha creado desigualdades en el mercado. Para impulsar la economía y restaurar la competitividad, es necesario adoptar medidas integrales que aborden los desafíos económicos más amplios y promuevan un entorno equitativo para todos los actores del sector.