En Venezuela, los adultos mayores se han visto obligados a volver a trabajar y tomar la opción de la reinserción laboral como una necesidad para poder sobrevivir en el país, donde el costo de la canasta alimentaria para cinco personas supera los 500 dólares.
Con pensiones que no superan los cinco dólares mensuales y jubilaciones igual de precarias, la mayoría de los adultos mayores han tenido que volver a trabajar para subsanar su incapacidad para alimentarse o comprar medicinas, en medio de la crisis que aún vive Venezuela.
Según la ONG Convite, la mayoría de pensionados o jubilados que trabajan lo hacen de manera informal o en labores de alta exigencia física, como la construcción o la vigilancia, pues son escasas las oportunidades para ellos. Además, muchos ancianos son considerados “mano de obra barata” y contratados a cambio de “un plato de comida al día” o bolsas de alimentos, lo que genera una afectación diferenciada para este grupo, cuyas capacidades están frecuentemente mermadas por condiciones de salud.
El director de Convite alertó que Venezuela no está preparada para envejecer y que la disminución de la natalidad y el aumento de la expectativa de vida han causado generaciones de adultos mayores cada vez más numerosas para las que no se han generado programas de atención. La situación empeora para los que viven solos como resultado de la diáspora.
Ante esta necesidad, han surgido iniciativas como “ReActivados”, una plataforma en línea que conecta a los afectados con oportunidades de formación y empleo para apoyarlos en el proceso de reinserción laboral, mientras mantienen el reclamo por exigencias y pensiones dignas.
La reinserción laboral de los adultos mayores en Venezuela es una necesidad convertida en opción debido a las precarias pensiones y jubilaciones. La falta de oportunidades laborales adecuadas y el aprovechamiento de su fragilidad laboral han generado una afectación diferenciada para este grupo.
Iniciativas como “ReActivados” buscan servir de puente para incrementar las oportunidades y brindar herramientas de formación para el retorno al campo laboral. La experiencia de los adultos mayores es necesaria para la reconstrucción de Venezuela en áreas como la educación, donde su ausencia es evidente.