El año 2022 será recordado por una escalofriante cifra de muertes y desapariciones de migrantes en las Américas. La OIM reporta que al menos 1.457 personas perdieron la vida o desaparecieron mientras buscaban una vida mejor en suelo americano. Esta cifra supera en un 10 % los números de 2021 y marca un sombrío récord en la historia migratoria del continente.
Rutas Mortales: Detalles Inquietantes
Las tragedias migratorias se extendieron por múltiples rutas en el continente. La frontera entre Estados Unidos y México fue el lugar más mortífero, con 686 víctimas. Además, otras 257 personas perdieron la vida en la ruta marítima hacia Estados Unidos a través del Caribe, mientras que 141 fallecieron en el peligroso Tapón del Darién panameño, que conecta Suramérica con América Central. República Dominicana y Puerto Rico también lamentaron la pérdida de 104 vidas.
Una Década de Desesperación
En el último decenio, el proyecto de seguimiento de la OIM ha registrado un total de al menos 4.664 muertes y desapariciones en la frontera entre Estados Unidos y México. Además, 499 personas han perdido la vida en la peligrosa ruta caribeña hacia Estados Unidos, 328 en la travesía entre República Dominicana y Puerto Rico, y 320 en el mortal Tapón del Darién.
Llamados Urgentes a la Acción
Los funcionarios de la OIM han instado a los Estados a tomar medidas concretas para abordar esta crisis humanitaria. Aumentar la recopilación de datos precisos es esencial para garantizar rutas más seguras y accesibles para los migrantes. La directora regional de la OIM para América Central, del Norte y Caribe, Michele Klein Solomon, subraya la urgencia de la acción estatal. Marcelo Pisani, director regional de la OIM para Suramérica, destaca la falta de datos completos y advierte que las cifras reales podrían ser aún más impactantes.
El aumento alarmante de muertes y desapariciones de migrantes en las Américas en 2022 es un llamado desgarrador a la acción. Los Estados deben colaborar de manera efectiva para recopilar datos precisos y tomar medidas concretas para garantizar la seguridad de las rutas migratorias. Esta tragedia no puede ignorarse ni subestimarse. La protección de los derechos humanos y la vida de los migrantes debe ser una prioridad absoluta para todos los países involucrados.