En el corazón de Bogotá, la calle 19 se ha convertido en el escenario de una escalofriante realidad para los comerciantes, quienes se encuentran sumidos en el miedo y la incertidumbre.
La temida banda delincuencial “El Tren de Aragua”, conocida por sembrar el caos en el sur de la ciudad, ha extendido sus tentáculos hacia esta zona, llevando consigo amenazas de extorsión que han dejado a los negocios locales en estado de alerta.
La Aterradora Realidad
Esta semana, Juan Esteban Orrego, director de Fenalco Bogotá-Cundinamarca, lanzó una denuncia que arroja luz sobre la situación crítica que enfrentan los comerciantes en el centro de la ciudad y según Orrego, varios negocios han recibido panfletos, supuestamente firmados por la banda Tren de Aragua, en los que se les exige el pago de 400.000 pesos colombianos bajo amenaza de represalias.
Intimidación Extrema
Los panfletos, además de exigir el dinero, advierten a los comerciantes sobre las consecuencias de informar a las autoridades, amenazando con la muerte. Aunque la autoría del Tren de Aragua no ha sido confirmada, la atmósfera de terror que han creado es innegable que las amenazas se han entregado de diversas maneras, desde personas que parecían repartir volantes hasta deslizar los panfletos bajo las puertas de los negocios.
Silencio por el Miedo
A pesar de buscar apoyo y defensa en el gremio Fenalco, muchos comerciantes han quedado atrapados en un ominoso silencio debido al temor que estas amenazas infunden, la situación revela la urgente necesidad de abordar la creciente delincuencia en Bogotá y en otras ciudades del país, así como la importancia de mantener una postura firme ante estas extorsiones.
Este alarmante episodio enfatiza la necesidad de tomar medidas enérgicas para combatir a este tipo de organización que pretende aterrorizar a la comunidad haciendo uso de panfletos donde amenazan a los comerciantes en Bogotá, es fundamental que las autoridades tomen acciones concretas y que los comerciantes se mantengan unidos ante estas amenazas.
La extorsión no debe ser tolerada, y la comunidad debe denunciar cualquier actividad sospechosa, además la seguridad y el bienestar de la ciudad dependen de la colaboración de todos.
