En medio de los cambios y desafíos en el ámbito educativo en Venezuela, un grupo de educadores ha encontrado su vocación en las casas de tareas dirigidas. Marlene Machado, con más de cuatro décadas de experiencia en la docencia, ha convertido su hogar en un refugio de aprendizaje para niños y niñas en el barrio La Unión de Petare. Mientras muchos docentes luchan por mantener sus empleos en escuelas públicas con horarios mosaico y problemas de servicios básicos, estas casas han surgido como sustitutas de la escuela tradicional, y su papel ha adquirido especial relevancia en tiempos de pandemia.
El Auge de las Casas de Tareas Dirigidas
Las casas de tareas dirigidas, originalmente una alternativa educativa en la vida de Marlene Machado, han experimentado un notable aumento en su demanda durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, la situación que condujo a este auge no solo fue la emergencia sanitaria, sino también un sistema educativo afectado por la modalidad de horario mosaico. Este horario, en el que los docentes tienen compromisos adicionales fuera de la enseñanza, ha contribuido a deficiencias académicas, especialmente en áreas fundamentales como Lenguaje y Matemática.
Supliendo las Carencias Educativas
En un entorno donde el acceso a dispositivos electrónicos se ha convertido en un factor clave para la educación a distancia, los niños y niñas sin acceso a teléfonos inteligentes o computadoras enfrentan desafíos significativos. Las casas de tareas dirigidas, como la de Marlene Machado, se han convertido en un salvavidas educativo para estos estudiantes, brindándoles la oportunidad de mejorar sus habilidades en lectura, escritura y matemáticas.
Un estudio de la Federación Venezolana de Maestros (FVM) revela que el 90 % de los estudiantes de sexto grado no posee las competencias necesarias para avanzar al bachillerato, una situación que estas casas buscan remediar.
Educadores como Sustitutos de la Escuela
Las docentes que inicialmente ofrecían sus servicios de tareas dirigidas se han transformado en verdaderas sustitutas de las instituciones educativas públicas. Los problemas de servicios básicos, el horario de emergencia (mosaico) y la imposibilidad de asistir diariamente a las escuelas han llevado a esta transición. Para muchos estudiantes, estos educadores se han convertido en sus guías, llenando las brechas educativas dejadas por un sistema en crisis.
El fenómeno de las casas de tareas dirigidas en Venezuela revela la resiliencia y dedicación de los docentes, así como la urgente necesidad de reformas en el sistema educativo. Para garantizar un futuro educativo sólido, es esencial abordar las carencias y deficiencias académicas que han afectado a tantos estudiantes.
Las casas de tareas dirigidas ofrecen una vía prometedora para abordar estas cuestiones, pero es fundamental que el Gobierno y las instituciones educativas trabajen en conjunto para mejorar la educación en todo el país. Los educadores en casa han demostrado que, con el apoyo adecuado, pueden desempeñar un papel crucial en la formación de la próxima generación.