Desde el 15 de marzo de 2022, los trabajadores venezolanos han enfrentado una preocupante realidad: su salario mínimo no ha experimentado ajustes durante 20 meses. Esta situación, agravada por la depreciación de la moneda y la creciente inflación, ha llevado a que el monto actual de 130 bolívares represente apenas 3,67 dólares a la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV). En medio de este escenario, las protestas y demandas por salarios dignos persisten, evidenciando las dificultades económicas que enfrentan los ciudadanos.
Devaluación y Realidad Salarial:
La última actualización del salario mínimo en Venezuela data de marzo de 2022, estableciendo el monto en 130 bolívares. Sin embargo, la depreciación de la moneda ha reducido significativamente su poder adquisitivo. Actualmente, representa tan solo 3,67 dólares, calculados según la tasa oficial del BCV. Este escenario se vuelve más crítico al considerar que incluso bonificaciones como el reciente “El Esequibo es nuestro” superan el salario mínimo.
Protestas y Demandas Laborales:
El estancamiento salarial se ha convertido en un detonante constante de protestas entre los trabajadores públicos, así como entre jubilados y pensionados del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (Ivss). En octubre pasado, el Observatorio de Conflictividad Laboral y Gestión Sindical del Instituto de Altos Estudios Sindicales (Inaesin) registró que el 60% de las protestas laborales se centraron en la mejora de los salarios.
Reclamos en Diversos Sectores:
Las críticas a la falta de ajustes salariales no solo provienen de los trabajadores y pensionados, sino también de organizaciones de derechos humanos como Provea y la Academia Nacional de Ciencias Económicas. Estas entidades han destacado la urgencia de revisar los ingresos salariales en un contexto de inflación elevada y devaluación constante de la moneda.
La persistente demanda de ajustes salariales no solo refleja la angustiante situación económica de los trabajadores venezolanos, sino que también destaca la necesidad urgente de políticas gubernamentales efectivas. En este sentido, es crucial no solo considerar aumentos para el salario mínimo, sino también evaluar incrementos generales en diversas escalas laborales. La congelación salarial en un entorno de alta inflación se vuelve insostenible, requiriendo medidas que garanticen condiciones económicas más dignas y justas para la población.