En un incidente desgarrador, Stefania Villamizar, una niña colombiana de 10 años, perdió la vida después de contraer un peligroso parásito en una piscina en Santa Marta, Colombia. La tragedia, que comenzó con quejas de dolor en el oído, se transformó en un oscuro episodio de enfermedad que desconcertó a médicos y resonó a nivel nacional. La madre, Tatiana González, relató el doloroso viaje desde el diagnóstico inicial hasta la sorprendente revelación de la causa de la muerte de Stefania.
- Inicio de los Síntomas: El 18 de junio, tras disfrutar de unas vacaciones en Santa Marta, Stefania empezó a quejarse de dolor en el oído después de bañarse en una piscina. Inicialmente diagnosticado como otitis, los síntomas se intensificaron con vómitos y fiebre.
- Regreso a Casa y Agonía: Madre e hija regresaron a Bucaramanga, donde el dolor de oído persistió, pero la intensidad disminuyó. El 4 de julio, Stefania, ahora afectada por una mayor debilidad y molestias, sufrió convulsiones repentinas durante un baño, marcando el inicio de una agonía médica.
- Diagnóstico Desconcertante: Aunque se sospechó inicialmente de una otitis, la situación se volvió más desconcertante. La niña fue declarada con muerte cerebral después de 22 días y, dos días más tarde, falleció. Inicialmente atribuida a meningitis, el caso llamó la atención a nivel nacional y fue sometido a una investigación más profunda por el Instituto Nacional de Salud.
- Revelación del Parásito “Come Cerebros”: Un mes después de la tragedia, los resultados de la investigación señalaron que Stefania murió a causa de una encefalitis causada por un protozoo ameboflagelado. Este parásito, perteneciente al filo Percolozoa, se transmite a través de la cavidad nasal, principalmente en entornos como piscinas y jacuzzis, alimentándose del cerebro y afectando a individuos sanos. El neurocientífico William Contreras proporcionó detalles impactantes sobre el modo de transmisión y los efectos devastadores en el sistema nervioso.
La muerte trágica de Stefania destaca la importancia de la conciencia sobre los riesgos potenciales en entornos acuáticos. Este caso, impulsado por un parásito sorprendente, plantea preguntas sobre la seguridad en áreas recreativas comunes. La responsabilidad colectiva de comprender y abordar estos peligros se vuelve esencial para evitar tragedias similares en el futuro.