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Sucesos

Padre drogado asfixia a su hija de 10 meses y roció ácido de batería en sus partes íntimas 

La población de San Simón, en la ciudad de Maturín, se encuentra conmocionada tras conocerse los devastadores detalles que llevaron a la muerte de una bebé de apenas 10 meses.

Los investigadores del CICPC han descubierto que la menor fue llevada al hospital Doctor Manuel Núñez Tovar, donde se revelaron evidencias de maltrato y abuso infantil. Es importante esclarecer la atrocidad de este crimen para garantizar justicia y protección a los más vulnerables.

Un padre bajo los efectos del alcohol y sustancias psicotrópicas.

En un acto de barbarie inimaginable, el padre de la menor, un hombre de 29 años, llevado por el consumo de alcohol y drogas, roció ácido de batería en las partes íntimas de su propia hija de 10 meses, para luego asfixiarla.

Presencia de la madre ante el horror

Lo más alarmante es que la madre de la bebé se encontraba presente en el momento del infanticidio y también consumía drogas junto al agresor.

Su complicidad en este caso plantea interrogantes sobre su responsabilidad y necesidad de recibir ayuda para romper el ciclo de violencia.

Las autoridades lograron detener a Leudys Matute, de 24 años, madre de la víctima, quien también deberá enfrentar las consecuencias legales de su participación en los hechos. Además, el padre tenía antecedentes por violencia y hurto, lo que sugiere un patrón previo de comportamiento violento.

Conclusión reflexiva y recomendaciones: Este espeluznante crimen nos lleva a reflexionar sobre la importancia de la atención temprana y la protección de los niños en situaciones de riesgo. Es fundamental que se refuercen las políticas y programas de prevención de la violencia intrafamiliar y se promueva la detección y denuncia oportuna de casos de maltrato y abuso infantil. Asimismo, es fundamental brindar apoyo a las madres y padres que enfrentan problemas de adicciones, ofreciéndoles alternativas de tratamiento y rehabilitación para evitar tragedias como esta. La sociedad y las autoridades deben unirse para garantizar la seguridad y bienestar de los niños y niñas, construyendo un entorno protector y libre de violencia.