Después de una década de inactividad en el gasoducto binacional Antonio Ricaurte, el Gobierno venezolano ha anunciado su disposición para reiniciar el suministro de gas a Colombia. Esta decisión marca un hito significativo en las relaciones bilaterales entre ambos países y podría tener importantes implicaciones económicas y energéticas para la región.
Inversión para reactivar el gasoducto
Según reportes de Blu Radio, el Gobierno venezolano está dispuesto a invertir al menos $29 mil millones para pagar las deudas pendientes con los acreedores en Colombia y para reactivar el gasoducto Antonio Ricaurte.
Este importante paso representa un esfuerzo por parte de Venezuela para restablecer los vínculos comerciales en el sector energético con su vecino colombiano, tras una prolongada interrupción en el suministro de gas.
Certificación de Recursos por Parte de PDVSA
Una carta enviada por el gerente de finanzas de PDVSA, José Abad Millán, destaca la certificación de disponibilidad y provisión de recursos para la sucursal de PDVSA en Colombia.
Esta certificación, bajo la figura de Inversión Suplementaria al Capital Asignado (ISCA), está destinada a cumplir con el Acuerdo de Reorganización Empresarial de PDVSA en Colombia, así como a garantizar la continuidad operativa en el país vecino.
Aprobación en la superintendencia de sociedades
El acuerdo para la reorganización empresarial en Colombia ha obtenido la aprobación de la Superintendencia de Sociedades, allanando el camino para la formalización de la propuesta del Gobierno venezolano.
Esta propuesta busca saldar todas las deudas pendientes en un plazo máximo de un año, lo que podría generar un clima favorable para la reactivación de las operaciones del gasoducto y el restablecimiento del suministro de gas a Colombia.
La decisión de Venezuela de reanudar la exportación de gas a Colombia representa un paso significativo hacia la normalización de las relaciones comerciales entre ambos países. Se espera que esta medida contribuya a fortalecer la estabilidad energética en la región y a impulsar el desarrollo económico en ambas naciones.
En este contexto, es fundamental que se promueva el diálogo y la cooperación bilateral para garantizar un suministro de gas seguro y sostenible, que beneficie a ambas poblaciones y fomente la integración regional.