En un acto valiente, otra niña de apenas 7 años confió en su maestra y reveló los abusos a los que era sometida por su padrastro al oeste de Maracaibo. La menor manifestó que su padrastro, identificado como Jorge Alberto Calderón Montiel, de 41 años, le tocaba sus partes íntimas causándole dolor y malestar. Ante esta situación, la directora de la institución donde estudia la menor decidió tomar cartas en el asunto y denunciar el aberrado.
Confesión y acción inmediata
La confesión de la niña, acompañada de su evidente temor, no dejó lugar a dudas sobre la gravedad de la situación. Las maestras, preocupadas por el bienestar de la menor, acudieron de inmediato al servicio de investigación penal (SIP) de la Policía Municipal de Maracaibo (Polimaracaibo).
La directora de la U.E.B Moral y Luces fue la encargada de informar a las autoridades sobre los abusos que la niña estaba sufriendo, detallando los hechos ocurridos durante una jornada de psicopedagogía en la institución.
Colaboración y detención
Una vez recibida la denuncia, los oficiales se trasladaron hasta la Unidad Educativa donde se entrevistaron con la abuela de la niña, quien proporcionó información clave para ubicar al agresor.
La comisión policial se desplazó hasta la ubicación del padrastro, en el barrio Alma Bolivariana, y procedieron a su detención. El hombre de 41 años fue puesto a disposición del Ministerio Público para enfrentar las consecuencias de sus actos repudiables.
Este lamentable caso de abuso sexual a una menor de tan solo 7 años pone de manifiesto la importancia de que los niños y niñas sean educados en un ambiente seguro y de confianza. La valentía de la niña al contar lo que estaba viviendo es digna de admiración, pero también nos recuerda la vulnerabilidad a la que están expuestos los menores en situaciones de abuso.
Es fundamental que como sociedad estemos atentos a las señales que puedan indicar que un niño está siendo víctima de abuso y actuar de inmediato para proteger su integridad. Es responsabilidad de todos garantizar el bienestar y la protección de los más vulnerables, brindando un apoyo incondicional a aquellos que se atreven a hablar y denunciar estos horribles actos.
No podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de los niños y niñas, es necesario unir esfuerzos para combatir el abuso infantil y crear un entorno seguro y libre de violencia para todas las generaciones futuras.