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Impacto de los frecuentes apagones en el oriente del país

La constante decadencia del sistema eléctrico en el país ha sumido a los habitantes del oriente en una lucha diaria contra los apagones, que paralizan las actividades cotidianas y generan preocupación en toda la región.

Impacto en la Cotidianidad

Los frecuentes cortes de luz, sin previo aviso, sumen a los orientales en un estado de incertidumbre constante. Desde Anzoátegui hasta Monagas, los ciudadanos se enfrentan a interrupciones que oscilan entre 3 y 5 horas, dejándolos sin posibilidad de trabajar o llevar a cabo sus actividades habituales.

La falta de un suministro eléctrico estable afecta no solo la productividad, sino también la economía familiar, como en el caso de María Velderrey, una peluquera cuyos ingresos se ven afectados cada vez que hay un apagón.

Consecuencias en los Servicios de Salud

Los hospitales y centros de salud de la región oriental no escapan de esta realidad. En Monagas, la interrupción del servicio eléctrico afecta gravemente la atención médica, con equipos médicos inoperativos y falta de suministros básicos.

La situación es especialmente preocupante para los pacientes con enfermedades crónicas, cuya atención se ve comprometida por la falta de energía.

Impacto Psicológico

La inestabilidad en el servicio eléctrico genera estrés, ansiedad y angustia en la población. Los cortes repentinos obligan a replantear rutinas y actividades, generando un malestar emocional en quienes se ven afectados. Según el psicólogo Mario Salón, es fundamental gestionar las emociones y tener un plan B para afrontar los apagones de manera efectiva.

La situación eléctrica en el oriente del país representa un desafío constante para sus habitantes, quienes se enfrentan a una realidad marcada por la inestabilidad y la incertidumbre. Es imperativo que las autoridades tomen medidas urgentes para mejorar el sistema eléctrico y garantizar un suministro confiable y continuo.

Asimismo, se hace necesario fortalecer los servicios de salud y brindar apoyo psicológico a la población afectada por esta crisis. La resiliencia y la solidaridad comunitaria son fundamentales para sobrellevar estos tiempos difíciles y construir un futuro más seguro y estable para todos.