El panorama político venezolano se ve sacudido por el anuncio de Juan Barreto, dirigente de Redes y exalcalde de Caracas, quien ha decidido retirar su respaldo al empresario y aspirante presidencial, Benjamín Rausseo, (el conde del Guacharo) debido a lo que él describe como “diferencias ideológicas”.
Principios por encima de afiliaciones
Durante una entrevista en el programa Primera Página de Globovisión, Barreto explicó que la decisión de retirar su apoyo se fundamenta en la discrepancia ideológica con Rausseo.
Enfatizó que su organización no es un mero club de seguidores, sino una entidad con principios y valores, comprometida con la construcción de propuestas significativas para los venezolanos.
Barreto expresó su preocupación por las declaraciones de Rausseo, señalándolas como comprometedoras e irresponsables, especialmente su admiración por Hayek y la Escuela Austriaca, asociada al ultraliberalismo.
Cuestionamiento a la propuesta del candidato
Barreto cuestionó la viabilidad de la propuesta de Rausseo, destacando la falta de coherencia en su discurso. Criticó su enfoque en la reconciliación y el encuentro nacional, mientras advirtió sobre el riesgo de profundizar las brechas sociales y beneficiar a los más pudientes en detrimento de los sectores más vulnerables.
Además, Barreto lamentó la ausencia de Rausseo en los medios de comunicación y lo acusó de llevar a cabo una campaña carente de contenido y sustancia.
Revisión y retiro del apoyo
El exalcalde subrayó que, ante los errores continuos del candidato y la falta de respuestas satisfactorias, Redes decidió revisar su respaldo a la candidatura de Rausseo. Esta revisión culminó con la determinación de retirar el apoyo, marcando así un quiebre en la relación política entre Barreto y el Conde del Guacharo.
El retiro del respaldo por parte de Juan Barreto a la candidatura de Benjamín Rausseo resalta la importancia de la coherencia ideológica y la claridad en las propuestas políticas. En un momento crucial para Venezuela, es esencial que los líderes políticos se comprometan con programas concretos que aborden los desafíos reales que enfrenta el país. Esta decisión invita a reflexionar sobre la necesidad de una política basada en principios sólidos y un diálogo constructivo que promueva el bienestar de todos los ciudadanos.
