La propuesta de cerrar la selva del Darién para detener el flujo migratorio plantea un desafío significativo, según lo expresado por el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves. En una entrevista con la AFP, Chaves abordó la complejidad de esta iniciativa, señalando las dificultades operativas y humanitarias que implica su implementación.
Desafíos en el cierre de la selva
La sugerencia de cerrar la selva del Darién, presentada por el candidato presidencial panameño José Raúl Mulino, ha generado debate y controversia.
Sin embargo, el presidente Chaves plantea que, si bien respeta las decisiones de los países vecinos, desde una perspectiva operativa, ejecutar esta medida resultaría complejo debido al deseo de los migrantes de abandonar sus países de origen en busca de mejores condiciones de vida.
Contexto migratorio
La selva del Darién, con sus 266 kilómetros de longitud y 575,000 hectáreas de superficie, se ha convertido en un corredor migratorio utilizado por miles de personas que viajan desde Sudamérica con la esperanza de llegar a Estados Unidos.
Sin embargo, este flujo migratorio plantea desafíos significativos tanto para los países de tránsito como para aquellos que reciben a los migrantes.
Postura humanitaria
El presidente Chaves enfatiza la importancia de brindar un tratamiento justo y humanitario a los migrantes que atraviesan la selva del Darién. Destaca la necesidad de ayudarles a continuar su viaje de manera segura y respetuosa con sus derechos humanos, reconociendo la falta de claridad en lo que significa “cerrar el Darién” en términos prácticos.
Ante la complejidad de la situación en la selva del Darién, es fundamental abordar el fenómeno migratorio desde una perspectiva integral y colaborativa entre los países involucrados. En lugar de centrarse únicamente en medidas restrictivas, se deben buscar soluciones que aborden las causas subyacentes de la migración y promuevan la cooperación regional para garantizar la seguridad y el bienestar de todos los involucrados.