En un fatídico incidente que ha conmocionado a la comunidad de Barcelona, una niña de 9 años perdió la vida luego de ingerir yuca amarga junto a su hermana menor de seis años. El suceso tuvo lugar en horas del mediodía de este lunes 29 de abril, en el sector Los Cortijos de Oriente, dejando un profundo dolor y desconcierto en la zona norte del estado Anzoátegui.
El drama de una ingesta fatal: Detalles del incidente
Según informes iniciales proporcionados por los Bomberos a través de redes sociales, las menores fueron encontradas dentro de un vehículo estacionado en su domicilio, presentando signos de asfixia por sofocamiento.
Sin embargo, tras el relato de la niña de seis años, se descubrió que ambas habían consumido yuca amarga, lo que desencadenó la tragedia. La menor fallecida fue identificada como Clismar Torres, quien fue llevada al hospital Luis Razetti de Barcelona sin signos vitales.
Investigación en curso: Necesidad de determinar causas
El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) ha tomado el caso y ha trasladado el cuerpo de la niña fallecida al Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf) para realizar la necropsia correspondiente y esclarecer las causas exactas de su muerte.
Mientras tanto, su hermana de seis años se encuentra bajo observación médica en el centro de salud, luchando por recuperarse de la intoxicación alimentaria.
Relato desgarrador: Testimonio de la hermana sobreviviente
La niña sobreviviente ha proporcionado un relato desgarrador, explicando que ella no consumió mucha yuca debido a su desagrado por su sabor, mientras que su hermana continuó ingiriendo el tubérculo.
Este testimonio arroja luz sobre los trágicos eventos que llevaron a la muerte de Clismar Torres y subraya la importancia de la supervisión y la educación sobre la seguridad alimentaria, especialmente entre los más jóvenes.
Este trágico incidente nos recuerda la importancia de la vigilancia y la educación en materia de seguridad alimentaria, especialmente en comunidades donde los riesgos son altos. Es fundamental que tanto padres como autoridades locales estén atentos a los peligros potenciales y tomen medidas proactivas para prevenir futuras tragedias.
Se insta a la sensibilización pública sobre los riesgos asociados con el consumo de alimentos tóxicos y se hacen llamamientos a programas de educación y concientización para garantizar la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos, especialmente los más vulnerables.