El presidente electo de Panamá, José Raúl Mulino, ha generado un intenso debate alrededor de su propuesta de cerrar la selva del Darién como medida para abordar la crisis migratoria hacia Estados Unidos. Esta controvertida promesa ha suscitado diversas reacciones tanto a nivel nacional como internacional.
José Raúl Mulino y su postura respecto al Darién
José Raúl Mulino, conocido por su pasado como ministro del Interior y de Seguridad durante el gobierno de Gabriel Martinelli, ha enfatizado su compromiso de repatriar a todas las personas que crucen la selva del Darién y garantizar el respeto a sus derechos fundamentales. Mulino ha destacado su experiencia previa en la expulsión de grupos irregulares de la selva, lo que ha alimentado su confianza en la aplicación de estrategias similares para controlar el flujo migratorio.
Crisis migratoria en la selva del Darién
La selva del Darién se ha convertido en un punto crítico de la migración irregular, con un aumento significativo en el número de personas que la atraviesan. Según datos del Servicio Nacional de Migración, en el primer trimestre de 2024, más de 109.000 migrantes irregulares han cruzado esta región, estableciendo un récord histórico en comparación con años anteriores.
Impacto en la población migrante
La mayoría de los migrantes que atraviesan la selva del Darién provienen de Venezuela, seguidos por ecuatorianos, haitianos y colombianos. Sin embargo, este camino está plagado de peligros, desde riesgos naturales como crecidas de ríos y ataques de animales salvajes hasta la amenaza de bandas criminales que roban, agreden y violan a los migrantes. La escasez de agua potable, muchas veces contaminada por desechos humanos o cadáveres, agrava aún más las condiciones extremas a las que se enfrentan.
Reacciones y desafíos
La propuesta de Mulino ha generado opiniones encontradas. Si bien algunos apoyan la idea como un intento de controlar la migración irregular y mejorar la seguridad en la región, otros la critican por sus posibles repercusiones humanitarias y legales. Además, la falta de detalles sobre cómo se implementará el cierre de la selva plantea desafíos logísticos y operativos significativos.
La crisis migratoria en la selva del Darién requiere una respuesta integral que aborde tanto las causas subyacentes de la migración como las necesidades inmediatas de protección y asistencia para los migrantes vulnerables.
Si bien el cierre de la selva podría plantear ciertos beneficios en términos de seguridad y control migratorio, es fundamental garantizar que cualquier medida tomada respete los derechos humanos y evite exponer a los migrantes a mayores riesgos y peligros.
Se necesitan políticas y acciones que aborden las raíces del problema, como la crisis económica y política en Venezuela, y que promuevan la cooperación regional para encontrar soluciones sostenibles y humanitarias.
En lugar de cerrar la selva del Darién, se deben explorar alternativas que ofrezcan vías seguras y legales para la migración y que aborden las necesidades de protección y bienestar de quienes se ven obligados a dejar sus hogares en busca de una vida mejor.