Durante el último fin de semana, una densa neblina de polvo conocida como “calima” cubrió gran parte del territorio venezolano, despertando la preocupación de la población. Las altas concentraciones de este fenómeno atmosférico, causado por una combinación de incendios forestales y condiciones meteorológicas específicas, han generado interrogantes sobre su origen y cómo mitigar sus efectos adversos en la salud.
Origen y extensión de la Calima
Según Valdemar Andrade, ingeniero hidrometeorológico de la UCV, la calima que afectó principalmente a las regiones centro-norte costeras, incluyendo Distrito Capital, Miranda, Aragua y Carabobo, fue el resultado de los incendios forestales en estados orientales como Anzoátegui, Monagas y el sur de Guárico.
Condiciones atmosféricas como un eje de vaguada en el occidente del país y vientos calmos en la zona central contribuyeron a su propagación. Esta densa nube de partículas se mantendrá hasta el inicio oficial de la temporada de lluvias, estimada para el 15 de mayo.
Impacto en la salud y recomendaciones:
El doctor Oscar Aldrey, alergólogo e inmunólogo, advierte sobre las repercusiones de la calima en la salud, afectando no solo a personas alérgicas, sino a toda la población expuesta. Las partículas irritantes pueden desencadenar conjuntivitis y rinoconjuntivitis, especialmente preocupantes para aquellos con asma bronquial u otras alergias.
Es crucial evitar el contacto directo con la calima, mantener las ventanas cerradas y abstenerse de usar ventiladores o aire acondicionado para prevenir la inhalación de partículas. Los deportistas deben reducir la exposición al aire libre, minimizando así el riesgo de irritación de las vías respiratorias.
La reciente irrupción de la calima en Venezuela plantea desafíos significativos para la salud pública, exigiendo una respuesta proactiva y medidas preventivas efectivas. A medida que nos preparamos para la temporada de lluvias, es fundamental que la población esté informada sobre los riesgos asociados con este fenómeno atmosférico y adopte prácticas que reduzcan su impacto en la salud. La colaboración entre autoridades gubernamentales, profesionales de la salud y la comunidad en general es esencial para enfrentar este desafío de manera integral y garantizar el bienestar de todos los ciudadanos.
