El miércoles 8 de mayo, en horas de la tarde, una voz valiente se alzó ante los representantes del Ministerio Público (MP) para compartir un testimonio de años de acoso. La víctima, en su cuenta de X (@cocoaguirre), narró que se enfrentó al dolor y al miedo para dar un paso crucial en la búsqueda de justicia. Su valentía destaca en medio de un caso que ha conmocionado a la comunidad de El Hatillo y ha despertado un clamor por la solidaridad y la acción conjunta contra el acoso sexual.
El relato de la víctima
Durante seis horas, la víctima narró con valentía su experiencia ante los representantes del MP. Durante siete largos años, fue presa del acoso perpetrado por Rebeca García, un tormento silencioso que ahora encuentra eco en las salas de justicia. Su testimonio no solo revela el dolor individual, sino también la fuerza colectiva que surge cuando las víctimas alzan la voz.
En un acto de solidaridad y empoderamiento, la víctima extendió un llamado a todas aquellas personas que han sufrido bajo el yugo del acoso de los hermanos García. La invitación a acercarse al Ministerio Público no solo busca fortalecer la investigación en curso, sino también crear un frente unido contra la impunidad y el silencio. Es un llamado a la acción, a convertir el sufrimiento individual en un grito colectivo por la justicia.
El mensaje de esperanza
A pesar del dolor y el tiempo perdido, la víctima encuentra un destello de esperanza en el horizonte judicial. Después de años de silencio y desamparo, vislumbra la posibilidad de justicia.
Su agradecimiento no es solo para aquellos que han alzado la voz en solidaridad, sino también para el sistema judicial que, aunque lento, comienza a responder al llamado de quienes claman por justicia.
El sentimiento de no estar solos
En un acto de valentía y determinación, la víctima concluye su testimonio con una poderosa declaración: “No estamos solos”. Estas palabras resuenan más allá de la sala de audiencias, trascendiendo el caso individual para convertirse en un grito de solidaridad para todas las víctimas de acoso. Es un recordatorio de que, aunque el camino hacia la justicia puede ser arduo y solitario, nunca estamos verdaderamente solos en nuestra lucha por un mundo más seguro y equitativo.
El testimonio de esta valiente víctima no solo es un paso crucial en la búsqueda de justicia individual, sino también un llamado a la solidaridad y la acción colectiva. Su voz resuena como un faro de esperanza en la oscuridad del acoso y la impunidad. Que su valentía inspire a otros a alzar la voz, a apoyarse mutuamente y a luchar juntos por un mundo donde el acoso no tenga cabida y donde la justicia prevalezca para todos
Saliendo del @MinpublicoVEN después de casi seis horas de declaración e interrogación de parte de los fiscales encargados del caso (Fiscales 59 y 66). Quienes con calma y mucho entendimiento han escuchado todo mi caso
— Couquirou (@cocoaguirre) May 8, 2024