En el sector Brasil de Cumaná, estado Sucre, dos individuos fueron arrestados por el presunto abuso sexual de una niña de apenas 8 años de edad. Identificados como María Pragedes Rengel Garrido, de 30 años, y Francisco Manuel Castillejo, de 68 años, se encuentran en custodia.El horrendo caso salió a la luz cuando dos personas decidieron denunciar ante las autoridades lo que la pequeña les confesó. Según el relato de la menor, estaba siendo víctima de abuso sexual por parte de Castillejo y temía regresar a su hogar, ya que su madre, al enterarse de lo sucedido, la golpearía. Esta situación desencadenó una serie de investigaciones por parte de las autoridades.
Desgarradora verdad detrás de los detenidos
Tras las averiguaciones correspondientes, se descubrió que la mujer detenida no era ajena al caso. En realidad, era la madre de la niña y, peor aún, la obligaba a mantener relaciones sexuales con diversas personas con el fin de obtener beneficios económicos.
Este giro siniestro añade una capa más de crueldad a un caso que ha conmocionado a la comunidad.
Acciones legales en curso
Ante la gravedad de los hechos, ambos sospechosos fueron puestos a disposición de la Fiscalía Quinta del Ministerio Público, instancia con competencia en casos penales relacionados con niños, niñas y adolescentes. La Fiscalía solicitó una medida privativa de libertad para los detenidos, a fin de continuar con las investigaciones pertinentes y llevar a los responsables ante la justicia.
Una historia que conmociona y exige justicia
La historia de abuso sexual infantil en Cumaná ha sacudido a la opinión pública y ha generado una ola de indignación en la sociedad. La vulnerabilidad de los niños y niñas frente a estos actos atroces es un recordatorio de la importancia de proteger a los más indefensos y garantizar que los responsables reciban el peso de la ley.
La lucha contra el abuso sexual infantil debe ser una prioridad para toda la sociedad, y casos como este nos recuerdan la urgencia de erradicar esta lacra de nuestra sociedad. Es responsabilidad de todos alzar la voz, denunciar cualquier indicio de abuso y trabajar juntos para crear un entorno seguro para los niños y niñas. La justicia debe prevalecer y garantizar que casos como este no queden impunes.