En Venezuela, el proceso de dar a luz se ha vuelto una experiencia particularmente desafiante. A pesar de los esfuerzos por implementar un enfoque de parto humanizado, las deficiencias estructurales en las maternidades públicas y la crisis hospitalaria hacen que la experiencia de muchas mujeres sea complicada y estresante. La falta de acompañamiento adecuado, la carencia de insumos médicos y la limitada información para los familiares son solo algunas de las dificultades que enfrentan las futuras madres en el país.
El desafío de un parto humanizado
El Programa Nacional de Parto Humanizado, adoptado en 2017 por el Ministerio para la Mujer, busca que las mujeres embarazadas puedan tomar decisiones sobre su comodidad y atención durante el parto. Sin embargo, en la práctica, estas medidas no se implementan efectivamente.
Las políticas que garantizan la presencia del padre o un acompañante durante el parto a menudo no se respetan en las maternidades públicas, lo que deja a las parturientas sin el apoyo emocional necesario.
Casos de restricciones en maternidades
María, cuyo cuñado no pudo ingresar a la sala de partos en la Maternidad Hugo Chávez en El Valle, ilustra una de las restricciones comunes.
“No dejan entrar caballeros a las salas de parto, y hay un hermetismo total durante el proceso”, explicó. Esta falta de acceso y de información deja a los familiares preocupados y desinformados sobre el estado de la madre y el recién nacido. María relata cómo tuvo que descifrar lo que sucedía cuando una enfermera salió a pedir la ropa para su hermana y el bebé, sin proporcionar detalles claros.
Crisis de infraestructura y personal
Mercedes Muñoz, fundadora de Avesa, destaca que “parir en Venezuela ahorita es más complicado que nunca” debido a la crisis hospitalaria. Los hospitales enfrentan problemas severos de infraestructura, falta de servicios públicos y escasez de medicamentos y personal médico.
Los sueldos bajos han provocado la emigración de muchos profesionales de la salud, dejando a las maternidades con un personal insuficiente para atender adecuadamente a las pacientes.
Testimonios de desinformación y falta de empatía
Jesús, de 24 años, tampoco pudo acompañar a su novia durante el parto en la maternidad de El Valle. “Ella estaba nerviosa y su mamá pudo estar con ella solo por un rato”, contó. La desinformación y la falta de empatía del personal de salud aumentan la ansiedad de los familiares, quienes reciben noticias a cuentagotas sobre el estado de las parturientas y los recién nacidos.
Alejandro García tuvo que esperar casi un día para conocer a su hija en la Maternidad Concepción Palacios, una de las más importantes de Caracas, donde también enfrentó restricciones de acceso.
Perspectivas y posibles soluciones
A pesar de la visión del parto humanizado como política pública, la implementación efectiva es limitada. Informes de ONG como Avesa revelan que la mayoría de las mujeres embarazadas no reciben el acompañamiento ni la educación prometidos por el gobierno. Las mejoras en infraestructura y la capacitación del personal son fundamentales para cumplir con los objetivos del plan de parto humanizado.
Mercedes Muñoz sostiene que “la solución pasa por generar una política pública explícita y articulada”. Esto incluye una inversión real en el sistema sanitario, educación y formación del personal, y la inclusión de la salud de las mujeres en la agenda política y de derechos humanos de primera línea. Es crucial que los ciudadanos exijan estos cambios para garantizar que el proceso de dar a luz sea seguro y humanizado.
En conclusión, para mejorar la experiencia de parto en Venezuela es necesario un compromiso firme del Estado para solucionar las deficiencias actuales. Las políticas deben ser implementadas de manera efectiva, asegurando que todas las mujeres tengan acceso a un parto seguro y respetuoso. Los ciudadanos, por su parte, deben seguir abogando por sus derechos y exigir un sistema de salud que realmente atienda sus necesidades.