Buscar empleo en Venezuela ya es una tarea complicada debido a la situación económica del país. Sin embargo, para las personas mayores de 50 años, esta búsqueda se torna aún más difícil. Las barreras relacionadas con la edad se suman a un panorama laboral ya de por sí desalentador, obligando a muchos a encontrar alternativas para sobrevivir.
Un Camino lleno de obstáculos
Nelly Espinoza, licenciada en Relaciones Públicas, ha experimentado de primera mano la dificultad de conseguir empleo después de los 50. A sus 52 años, y con más de un año desempleada, ha entregado incontables currículums sin obtener resultados positivos.
Renunció a su trabajo en una institución pública en marzo de 2023, esperando encontrar nuevas oportunidades. Sin embargo, sus esfuerzos en plataformas como LinkedIn no han dado frutos, y ella considera que su edad es una de las principales barreras.
Persistencia y frustración
Espinoza ha recurrido a entregar currículums personalmente en diversas empresas, pero ha encontrado que estos suelen perderse antes de llegar a las manos adecuadas. El proceso no solo es desalentador, sino también costoso, considerando el precio de imprimir cada copia del documento. A pesar de su persistencia, solo ha conseguido concretar unas pocas entrevistas, ninguna de las cuales resultó en un empleo.
Para enfrentar su situación económica, Espinoza y su hija iniciaron un emprendimiento de venta de donas y otros dulces. Este negocio, junto con la ayuda de familiares, ha permitido cubrir sus necesidades básicas. No obstante, sigue siendo una solución temporal en un panorama laboral restrictivo.
Preferencias del Mercado Laboral
Según Espinoza, las empresas tienden a preferir empleados jóvenes con menor formación académica a quienes pueden pagar salarios más bajos. Este enfoque deja fuera a profesionales experimentados que podrían aportar significativamente a la empresa, pero cuya contratación resulta más costosa.
La realidad de otros afectados
César Hernández, de 67 años, también enfrenta grandes dificultades para encontrar empleo. Con una extensa experiencia en latonería industrial, se encuentra desempleado desde hace dos años. A pesar de sentirse en condiciones de trabajar, la edad ha sido una barrera infranqueable. Ahora, depende únicamente de una pensión insuficiente y de trabajos ocasionales.
Hernández, al igual que muchos en su situación, ha dejado de buscar activamente empleo debido a la constante negativa basada en su edad. Sus ingresos limitados apenas cubren sus necesidades básicas, y la falta de apoyo familiar agrava su situación.
El edadismo: Una discriminación silenciosa
Susana Chu, profesora de Emprendimiento y Empresa en el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), menciona que aunque no hay estudios específicos sobre la ocupación por edad en Venezuela, el edadismo es un fenómeno bien documentado.
La discriminación por edad agrava la pobreza y la inseguridad económica en la vejez, como destaca un informe de la Organización Panamericana de la Salud publicado en 2021.
Costo social del edadismo
El informe de la ONU subraya que el edadismo tiene un costo significativo para la sociedad, afectando no solo a los individuos discriminados, sino también a la solidaridad intergeneracional. Esta forma de discriminación impide que personas mayores contribuyan plenamente a la economía y disfruten de una vida digna.
La búsqueda de empleo para personas mayores de 50 años en Venezuela está plagada de desafíos adicionales debido a la discriminación por edad. Nelly Espinoza y César Hernández son ejemplos claros de cómo la experiencia y la capacidad se ven opacadas por prejuicios relacionados con la edad. Es esencial abordar el edadismo y crear políticas que promuevan la inclusión laboral de personas mayores para asegurar una sociedad más justa y equitativa.