Trump y su promesa ¿Es factible? Querer llevar a cabo la mayor deportación de inmigrantes en la historia de Estados Unidos si es reelegido ha generado un intenso debate. Dos exfuncionarios de su administración sostienen que cumplir esta promesa requeriría una movilización gubernamental sin precedentes y un gasto astronómico. Este artículo explora las implicaciones, desafíos y posibles consecuencias de dicha iniciativa.
Desafíos logísticos y económicos
Implementar una deportación masiva implicaría un costo monumental. Según Patrick J. Lechleitner, director interino de ICE, deportar a millones de personas no es simplemente un asunto de trasladarlos en aviones. Requiere coordinación con las naciones receptoras, obtención de documentos de viaje y otros aspectos logísticos que aumentan significativamente los costos. En 2023, el presupuesto de ICE para transporte y deportación fue de 420 millones de dólares, deportando a 142,580 personas. Escalar esto a millones de deportaciones podría costar decenas de miles de millones de dólares.
La infraestructura actual de ICE no está preparada para manejar una deportación de tal magnitud. Con solo 41,500 camas disponibles en 200 centros de detención, el Gobierno necesitaría expandir significativamente su capacidad. Además, localizar y monitorear a entre 10 y 12 millones de inmigrantes indocumentados con el personal actual es prácticamente imposible, según Lechleitner. La gran mayoría de los deportados son identificados tras interacciones con autoridades locales, no mediante redadas en sus hogares.
Factores sociales y políticos
Una operación de deportación masiva tendría profundas repercusiones sociales. Mark Morgan, excomisionado de Aduanas y Protección Fronteriza, sugiere que las deportaciones deberían enfocarse en criminales graves. Sin embargo, Ammon Blair, exagente de la Patrulla Fronteriza, advierte que el esfuerzo masivo podría resultar en un suicidio político y debería centrarse en cuestiones de seguridad nacional. Además, la deportación de niños generaría una reacción negativa significativa.
Para llevar a cabo una deportación masiva, sería necesaria la cooperación de múltiples agencias federales, incluyendo el Pentágono, el Departamento de Justicia y la DEA. También se necesitarían terrenos federales para establecer centros de detención. Mario Russell, director ejecutivo del Centro de Estudios Migratorios, afirma que tal esfuerzo sería increíblemente costoso y contraproducente, además de profundamente cruel.
Consecuencias humanitarias y éticas
La deportación de inmigrantes indocumentados que tienen hijos ciudadanos plantea serios dilemas éticos. Un exfuncionario de Trump sugiere que la amenaza de deportación podría forzar a familias enteras a abandonar el país. Sin embargo, esta medida sería vista como inhumana y generaría una oposición considerable.
Russell señala que deportar a millones de personas sería una locura y destaca que muchas de estas personas pueden estar en el país legalmente a través de diversos estatus, como soñadores o trabajadores temporales. La deportación masiva podría violar los derechos humanos y afectar gravemente a las comunidades inmigrantes.
Viabilidad de la promesa de Trump
A pesar de la retórica, la realización de una deportación masiva de la magnitud prometida por Trump es altamente improbable. Los exfuncionarios de su administración coinciden en que se necesitaría una movilización completa del Gobierno federal y recursos que exceden ampliamente las capacidades actuales. La logística, el costo y las implicaciones humanitarias hacen de esta promesa una propuesta extremadamente compleja y controversial.
En lugar de enfocarse en deportaciones masivas, sería más efectivo y humano fortalecer las políticas de inmigración mediante una reforma integral que aborde las causas subyacentes de la migración.
La cooperación entre las autoridades locales y federales debería centrarse en la seguridad pública y el bienestar de todas las comunidades. Promover el diálogo y la comprensión puede ayudar a encontrar soluciones sostenibles que respeten los derechos humanos y fortalezcan el tejido social de Estados Unidos.