Por: María Eugenia Hermoso.
“Era mi tío y recuerdo que un tiempo fue mi tío favorito. Me tocaba de diferentes maneras y me decía que así jugaban los amigos invisibles. Yo solo tenía 8 años, en mi casa nadie me hacía caso, pero mi amigo invisible jugaba conmigo hasta que un día lastimó con sus manos el interior de mis piernas”.
“Increíblemente llevaba 15 años de casada cuando de pronto comencé a gritar dormida. No sabía porqué lo hacía, solo gritaba. Una noche logré recordar que a mis 10 años mi padrastro me visitaba cuando dormía y muchas veces amanecí sin mi ropa interior. Me asustaba mucho porque me llegó a decir que me acariciaba para espantar los espíritus malos que me querían visitar en la noche”.
“Yo tenía 7 años y decía que estaba enamorada de mi primo de 20. Él decía que yo era su novia y me besaba en la boca a escondidas. Un día lo vi haciendo cosas que yo no entendía con una mujer; luego me sentó en una silla delante de los dos y, sin comprender qué pasaba, él me tocaba mientras seguía haciendo movimientos, ambos estaban desnudos. Me repetía una y otra vez que su novia era yo”.
Testimonios de abuso y consecuencias psicológicas
“Mi papá me daba mesadas especiales a cambio de besos especiales. Yo solo tenía 6 años de edad. Pensaba que era válido porque él también me los daba. Solo que esos besos especiales no eran en los labios de mi boca”.
Estos fragmentos son parte de las historias de cuatro mujeres que han buscado apoyo en la organización Gran Alianza de Mujeres de Aragua (GAMA), luego de reconocer episodios o experiencias de abuso sexual cuando eran niñas, delitos cometidos por personas cercanas a su entorno o que vivían con ellas.
Marina Sandoval, psiquiatra especializada en sexología médica, colaboradora de GAMA, destaca que estos abusos (actos lascivos) son más frecuentes que otros casos de agresión sexual, y añade que a menudo las víctimas no pueden recordar la experiencia, con el agravante de que las consecuencias son incalculables.
“Los actos lascivos son un tipo de abuso sexual que no deben ser minimizados, porque dejan heridas profundas. La gran mayoría de las veces las niñas se sienten culpables de lo ocurrido por ser una violación a la integridad, que daña su seguridad, confianza y el amor propio. Cuando ocurren, se debe trabajar mucho con la víctima para poder asumir lo pasado y afrontar el trauma que, aunque en ocasiones ni siquiera lo sepan, ahí está”, explica la especialista.
Estrategias para la prevención y protección
Según la experta, para muchas de las víctimas es difícil recordar un abuso infantil, pues este trauma afecta el cerebro de tal manera que no te permite acceder a los recuerdos relacionados con el suceso.
“Las personas que han sufrido estos maltratos, acaban experimentando diferentes consecuencias psicológicas en su vida adulta, como una baja autoestima, miedos, sentimiento de suciedad, vergüenza, culpabilidad, hipersexualización o temor al sexo, anorexia, depresión, dificultades para relacionarse, drogadicción, autolesiones, o tentativa de suicidio entre otros”.
En el caso de las mujeres con cuyas historias se inicia este texto, y que por su seguridad se reserva la identidad, hay insatisfacción sexual (es decir, no gozan de una sana y segura intimidad), sienten temor e ira.
Reeducar para erradicar
Tarek William Saab, fiscal general de la República, nombrado por la Asamblea Nacional Constituyente en 2017, en noviembre de 2022, habló de un aumento significativo de los abusos sexuales a la niñez y a la adolescencia, y propuso una tercera reforma a la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (Lopnna), lo que incluiría un aumento de las penas de los delitos de abuso sexual.
El artículo 259 de la Lopnna establece que: “Quien realice actos sexuales con un niño o niña, o participe en ellos, será penado o penada con prisión de dos a seis años. Si el acto sexual implica penetración genital o anal, mediante acto carnal, manual o la introducción de objetos; o penetración oral aún con instrumentos que simulen objetos sexuales la prisión será de quince a veinte años”. E indica que si el culpable ejerce alguna autoridad, responsabilidad de crianza o vigilancia sobre la víctima, la pena se aumentará «de un cuarto a un tercio».
Luego, en junio de 2023, informó que desde inicios del año 2022 el Ministerio Público (MP) registró un total de 7.165 casos de abuso sexual contra niñas, niños y adolescentes y, de nuevo, destacó que “las cifras de denuncias (por abusos sexuales) son muy preocupantes”.
Las estadísticas que en este tiempo ha dado no han sido actualizadas ni informadas de manera diferenciada; pero en el caso de Aragua, recientemente se dio a conocer la sentencia a 14 años de cárcel de Miguel Ángel González Blanco (45), quien fue a juicio por haber besado a la fuerza a una adolescente de 15 años aprovechando su condición de dueño del local en donde la joven se encontraba.
Legislación y apoyo institucional
El hecho ocurrió en el año 2022 y la sentencia se dictó en junio de 2024.
El artículo 376 del Código Penal condena con prisión de seis a 30 meses los actos lascivos cuando se cometen bajo abuso de autoridad, confianza o relaciones domésticas y el artículo 378 aumenta la pena cuando ocurre contra menores de 16 años. Magdymar León, psicóloga clínica con maestría en Estudios de la Mujer en la Universidad Central de Venezuela (UCV), considera que si bien el tema del abuso sexual, por medio de actos lascivos, se ha visibilizado tras las denuncias en las redes sociales, el país aún está lejos de la erradicación de “tan terrible flagelo”.
“Hablamos del castigo, pero no de la reeducación del victimario, mucho menos de una atención a la víctima y allí no hay aprendizaje solo heridas que cicatrizan abiertas con el paso del tiempo”, destaca la también coordinadora de la ONG Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa).
Insiste en que la educación sexual integral debería ser un tema de agenda pública, y ve con preocupación que, actualmente, en el país no hay programas efectivos, que enseñen a las mujeres a tener un ejercicio responsable de su sexualidad y, en el peor de los casos, a superar vivencias traumáticas.
Apoyo en AVESA
La representante de Avesa orienta a que cualquier persona puede denunciar estos hechos, debido a que, en ocasiones, la víctima no se atreve. “Toda denuncia activa un proceso de investigación. En muchos casos las víctimas pueden no estar de acuerdo porque están sometidas, chantajeadas o porque no están en conocimiento”, dice.
Reconoce que hay un peso muy grande que lleva consigo la mujer víctima de actos lascivos, que está centrado en la “autoculpabilidad”: por quedarse callada y considerar que eso la hace cómplice de lo ocurrido.
Para León esto es un proceso que requiere tiempo y apoyo. “La mujer debe entender que dicha vivencia permanece escondida y se refugia en la mente, pero sale y ataca con reacciones, pensamientos y emociones muchas inexplicables”.
Por ello, es importante desbloquear el recuerdo y, luego, recomienda que es necesario conectar con otras mujeres que han pasado por lo mismo. Esto ayuda a liberar la culpa y permite avanzar en el reconocimiento de las secuelas dejadas por el abuso y a minimizar este flagelo, destaca.
Estadísticas y medidas de protección
La Organización Mundial de la Salud, a finales del mes de abril del 2024, presentó un informe en el cual se calcula que entre el 20 y el 30 % de las mujeres adultas en América Latina (AL) sufrieron algún tipo de abuso sexual durante la infancia.
La Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, en el artículo 15, habla de las distintas formas de violencia y define la violencia sexual como “toda conducta que amenace o vulnere el derecho de la mujer a decidir voluntaria y libremente su sexualidad, comprendiendo ésta no sólo el acto sexual, sino toda forma de contacto o acceso sexual, genital o no genital, tales como actos lascivos, actos lascivos violentos, acceso carnal violento o la violación propiamente dicha.
Y en el artículo 45 establece sanciones a quien mediante el empleo de violencias o amenazas constriña a una mujer a acceder a un contacto sexual no deseado, afectando su derecho a decidir libremente su sexualidad. Para este delito, dice la ley, el victimario será sancionado con prisión de uno a cinco años.
Si el hecho se ejecuta en perjuicio de una niña o adolescente, la pena será de dos a seis años de prisión. En la misma pena incurrirá quien ejecute los actos lascivos en perjuicio de la niña o adolescente, aun sin violencias ni amenazas, prevaliéndose de su relación de autoridad o parentesco.
Esta ley, de 123 artículos, también habla del derecho que tienen las mujeres a servicios sociales de atención, de emergencia, de protección, de apoyo y acogida y de recuperación integral. Beneficios que en Venezuela no se cumplen, aunque la violencia en contra de la mujer, en sus diferentes formas, constituye un grave problema de salud pública y de violación sistemática de sus derechos humanos.
Recursos disponibles para las víctimas
Pero debe saber que además de la legislación actual, hay organismos públicos y no gubernamentales que pueden prestar apoyo:
Defensoría Especial con competencia nacional sobre Derechos de la Mujer /Oficina de Atención a la Víctima de la Fiscalía General de la República. Telf.: 0-800-Fiscal-0 (0800 347 22 00)
Defensoría Nacional de los Derechos de la Mujer – INAMUJER, boulevard Panteón, esquina Jesuitas. Torre Bandagro, piso 1 Telf.: (0212) 860 82 10 al 19.
Centro de Estudios de la Mujer-Universidad Central de Venezuela Telf.: (0212) 334 54 56.
AVESA. Av. Anauco con calle Roraima. Qta. AVESA, San Bernardino-Caracas. Telf.: (0212) 551 80 80 / 551 68 54.
CECODAP. Caracas Telf.: (0212) 952 72 79 / 952 62 69.
GAMA (Gran alianza de mujeres de Aragua), ubicada en Maracay, estado Aragua. Telef (0414) 458 98 48/ (0414) 458 70 58
Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), avenida Mohedano, Centro Gerencial Mohedano, piso 9, oficina 9-B, La Castellana. Venezuela Teléfono: 0212 264 5545. [email protected].