La frontera entre Panamá y Colombia ha sido escenario de una nueva tragedia migratoria. Diez migrantes han perdido la vida debido a la crecida de un río en una remota área de Panamá en la peligrosa selva de El Darién, cerca de la costa caribeña y la frontera colombiana. El hallazgo fue reportado por el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) de Panamá, y subraya los peligros a los que se enfrentan los migrantes en su travesía hacia el norte.
Descubrimiento trágico en el Darién
En un comunicado oficial, Senafront informó que encontraron los cuerpos de diez migrantes en las cercanías de la comunidad de Carreto, ubicada en la comarca indígena de Guna Yala.
Las víctimas perecieron ahogadas debido a una crecida súbita del río, conocida como “cabeza de agua”. Este incidente destaca los riesgos naturales que los migrantes deben sortear, además de los peligros ya conocidos de la región.
El papel de la delincuencia organizada
El comunicado de Senafront también señaló que la delincuencia organizada trasnacional sigue explotando a los migrantes, utilizando rutas no autorizadas que incrementan los riesgos para estas personas. Estos grupos, a través de colaboradores locales, aprovechan la desesperación de los migrantes para conducirlos por caminos peligrosos, exponiéndolos a múltiples amenazas, tanto naturales como humanas.
Falta de Información Detallada
Hasta el momento, no se ha aclarado si los migrantes fallecidos estaban cruzando la selva del Darién o si llegaron a la región en una embarcación. Tampoco se han revelado las nacionalidades de las víctimas, lo que añade un manto de incertidumbre sobre este trágico suceso. En 2023, más de medio millón de personas atravesaron esta selva, enfrentando peligros como ríos caudalosos, animales salvajes y bandas criminales.
Medidas del Gobierno Panameño al cerrar el Darién
En respuesta a la creciente crisis migratoria, el gobierno de Panamá ha implementado el cierre de varios senderos utilizados por los migrantes para atravesar la selva.
En su lugar, se ha establecido un “corredor humanitario” destinado a controlar el flujo de personas y evitar ataques por parte de grupos criminales. Este corredor también tiene como objetivo facilitar que las organizaciones internacionales como la Cruz Roja y UNICEF atiendan a los migrantes en albergues donde puedan llegar de manera segura.
Críticas internacionales
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha criticado estas medidas, argumentando que los cierres y barreras solo aumentarán los riesgos para los migrantes, resultando en más muertes por ahogamiento en el mar.
Petro ha señalado que los alambres de púas en la selva no resolverán el problema, sino que lo empeorarán.
Acuerdo con Estados Unidos
Para reducir el flujo migratorio, Panamá y Estados Unidos firmaron un acuerdo el 1 de julio, mediante el cual Washington se compromete a financiar con seis millones de dólares la deportación y expulsión de migrantes que crucen el Darién. La implementación de estas deportaciones es inminente, según declaró Marlen Piñeiro, agregada regional de Seguridad Interna de Estados Unidos.
Sin embargo, el presidente panameño, José Raúl Mulino, ha descartado la repatriación forzosa de migrantes, indicando que muchos de ellos no desean quedarse en Panamá, sino continuar su viaje hacia Estados Unidos.
Futuro Incierto
Durante su campaña electoral, Mulino prometió “cerrar” el Darién, una frontera natural de 266 kilómetros de longitud y 575.000 hectáreas de superficie con Colombia. Esta promesa plantea preguntas sobre el futuro de los migrantes que buscan cruzar esta peligrosa región. Mientras tanto, la tragedia reciente en el Darién subraya la necesidad urgente de encontrar soluciones humanas y eficaces a la crisis migratoria en la región.