El asesinato de Luis Miguel Osorio Chacín, un ganadero venezolano de renombre, ha conmocionado tanto a Colombia como a Venezuela. El crimen ocurrió en Cúcuta, en medio de un ataque planificado que no solo terminó con la vida del ganadero, sino también con la de su hijo de 14 años y su guardaespaldas. Este homicidio ha revelado un oscuro trasfondo, ya que las autoridades colombianas confirmaron que Osorio tenía una orden de captura en Venezuela por delitos relacionados con el narcotráfico.
El brutal ataque: Ganadero emboscado en pleno día
El trágico suceso ocurrió frente al colegio Santo Ángel de la Guarda, en Cúcuta, cuando Luis Osorio, acompañado de su hijo y su escolta, salía de un evento escolar. Cuatro sicarios fuertemente armados descendieron de un vehículo Chevrolet Sail y abrieron fuego contra el Toyota Corolla en el que se encontraba la familia.
El ataque fue brutal. Testigos afirmaron que el vehículo recibió más de 50 disparos, una clara señal de que el atentado fue premeditado y cuidadosamente planificado. El hijo del ganadero, de apenas 14 años, y el guardaespaldas, identificado como Ulises José Gélvez, también perdieron la vida en el lugar.
Narcotráfico en el trasfondo del asesinato del ganadero
Las autoridades colombianas han vinculado el asesinato de Luis Osorio con actividades ilícitas, específicamente relacionadas con el narcotráfico. Según fuentes policiales, investigaban al ganadero en Venezuela por su supuesta participación en una red de narcotráfico que operaba en la frontera colombo-venezolana.
Osorio, quien tenía negocios en ambos lados de la frontera, también estaba relacionado con actividades comerciales, algunas de ellas sospechosas. Se ha especulado que utilizaba la exportación de productos como el queso para encubrir el tráfico de drogas, mimetizando alcaloides en los envíos. Este tipo de operaciones lo habría convertido en un objetivo dentro del mundo del crimen organizado.
El guardaespaldas: Otro eslabón en la cadena delictiva
Ulises José Gélvez, el guardaespaldas de Osorio asesinado en el ataque, también tenía un historial delictivo. Las autoridades señalaron que Gélvez contaba con anotaciones judiciales por porte ilegal de armas y otros delitos menores. Esta conexión ha llevado a los investigadores a profundizar en el papel que tanto Osorio como su equipo de seguridad jugaban dentro del entramado delictivo.
El hecho de que el guardaespaldas también estuviera involucrado en actividades ilegales sugiere que la operación criminal en la que estaban inmersos iba más allá de simples negocios fronterizos. Este detalle refuerza la hipótesis de que el ataque no fue un simple ajuste de cuentas, sino parte de una red de crimen organizado mucho más amplia.
Investigación en curso: La búsqueda de los responsables
El asesinato de Luis Osorio ha encendido las alarmas en Cúcuta y en las autoridades colombianas, que han iniciado una investigación exhaustiva para dar con los responsables del ataque. Las primeras hipótesis giran en torno a ajustes de cuentas dentro del mundo del narcotráfico, pero no se descartan otras motivaciones.
Las autoridades han ofrecido una recompensa por información que conduzca a la captura de los sicarios responsables del atentado, mientras se siguen explorando diferentes líneas de investigación. La recompensa y la presión mediática podrían acelerar la identificación de los autores intelectuales y materiales de este brutal crimen que ha puesto de nuevo en el foco las actividades ilícitas en la frontera colombo-venezolana.
El asesinato de Luis Osorio y su hijo es un claro reflejo de los vínculos entre el crimen organizado y el narcotráfico en la región fronteriza. Las autoridades colombianas continúan trabajando para esclarecer los detalles de este violento episodio que ha sacudido a la comunidad de Cúcuta y ha revelado las peligrosas conexiones del ganadero con actividades ilegales. Mientras tanto, la búsqueda de los autores del ataque sigue activa, y las autoridades esperan esclarecer completamente los hechos en los próximos días.