En un hecho histórico para México, Claudia Sheinbaum asumió el cargo como la primera mujer presidenta del país. En una ceremonia cargada de simbolismo y acompañada por dignatarios de todo el mundo, Sheinbaum prometió mantener el enfoque en las políticas sociales que beneficien a los sectores más vulnerables, reafirmando su compromiso con la justicia social y la igualdad. Con un discurso que resalta la continuidad de los programas impulsados por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, Sheinbaum se posiciona como la nueva figura política que marcará el futuro de México.
Asume la primera presidenta de México
Este martes, Claudia Sheinbaum, del partido Morena, juró como la primera presidenta de México, un hito histórico en la política del país. A sus 62 años, Sheinbaum llega al poder con la promesa de fortalecer las libertades, proteger las inversiones privadas y garantizar que las políticas sociales sigan siendo el eje de su mandato.
En su discurso ante el Congreso, subrayó la importancia de respetar la Constitución y velar por el bienestar de la nación, mientras la multitud coreaba “¡presidenta, presidenta!” como muestra de apoyo a su liderazgo.
Un gobierno para todos: primero los pobres
En su primer mensaje como presidenta, Sheinbaum reafirmó uno de los lemas centrales de su gobierno: “Por el bien de todos, primero los pobres”, retomando la frase icónica de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador.
Este compromiso refuerza su enfoque en la inclusión social y la lucha contra la desigualdad, a través de programas económicos dirigidos a los sectores más vulnerables. Sheinbaum aseguró que su administración seguirá trabajando para mejorar la calidad de vida de todos los mexicanos, dando prioridad a quienes más lo necesitan.
Relaciones internacionales y retos inmediatos de la presidenta de México
Durante la ceremonia, dignatarios de diversas partes del mundo, como el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, estuvieron presentes para acompañar a Sheinbaum en este importante momento. Sin embargo, la ausencia notable del rey Felipe VI de España llamó la atención, debido a la decisión de la presidenta de no invitarlo en protesta por la falta de reconocimiento a los daños causados durante la colonización. Esta postura refleja la firmeza de Sheinbaum en temas históricos y diplomáticos.
En cuanto a las relaciones con Estados Unidos, Sheinbaum expresó su deseo de mantener una relación sólida y respetuosa con la potencia vecina, sin importar quién gane las próximas elecciones estadounidenses. Los expertos confían en que la cooperación en temas migratorios y económicos seguirá siendo un eje clave de su política exterior.
El desafío de la violencia y el narcotráfico
Uno de los grandes retos que enfrenta la nueva mandataria es la violencia relacionada con el narcotráfico, que ha dejado más de 450,000 muertos desde 2006. Sheinbaum aseguró que no retomará la “guerra” contra el narcotráfico, optando por continuar con la estrategia de programas sociales para prevenir que los jóvenes sean reclutados por el crimen organizado.
No obstante, su gobierno reforzará la inteligencia y fortalecerá la Guardia Nacional, manteniendo la seguridad bajo control militar, una decisión que ha generado críticas tanto a nivel nacional como internacional.
Continuidad del proyecto de transformación
Con una popularidad superior al 70%, según un estudio de la cadena Milenio, Sheinbaum goza de un amplio respaldo popular. En su discurso, enfatizó que su gobierno continuará profundizando el proyecto de transformación iniciado por López Obrador, dejando atrás lo que calificó como el “fracasado modelo neoliberal”. La presidenta promete consolidar los cambios estructurales que beneficien a la mayoría de los mexicanos, con un enfoque centrado en la justicia social y el combate a la corrupción.
Claudia Sheinbaum inicia su mandato como presidenta de México en un contexto de grandes expectativas y retos. Su liderazgo, marcado por la continuidad de las políticas sociales, la lucha contra la desigualdad y un enfoque en la paz regional, promete llevar a México hacia una nueva etapa de transformación.