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Mujeres engañadas y asesinadas: la confesión de sicario del Tren de Aragua

La captura de Jhonnatan Aguilar Guevara, alias “Jhon”, miembro de una peligrosa facción del Tren de Aragua, ha revelado la despiadada realidad que enfrentan mujeres venezolanas engañadas y explotadas sexualmente. Las confesiones de este sicario, bajo la custodia de las autoridades peruanas, han puesto en evidencia el modus operandi de esta organización criminal transnacional. El testimonio de “Jhon” describe no solo los abusos, sino también la violencia letal que sufren aquellas que intentan liberarse de sus captores. Este caso es un ejemplo escalofriante de la brutalidad y la impunidad con la que opera el Tren de Aragua en diferentes países de Sudamérica.

Explotación de mujeres en el Tren de Aragua

Jhonnatan Aguilar Guevara, conocido en el bajo mundo del crimen como alias “Jhon”, confesó sin remordimientos que su rol en la organización consistía en brindar “seguridad” a las mujeres extranjeras que explotaban sexualmente. La organización engañaba a estas mujeres, en su mayoría venezolanas, con promesas de trabajo, pero al llegar a Perú las sometía a condiciones inhumanas. Según el sicario, las mujeres debían pagar semanalmente 300 soles, y si no podían cumplir con esta cuota, enfrentaban castigos severos, incluyendo la pérdida de sus pertenencias. “Jhon” también reveló que quienes intentaban delatarlos  las asesinaban de inmediato.

La trata de personas en manos del Tren de Aragua sigue un patrón que involucra el secuestro de mujeres bajo falsas promesas de empleo.  Una vez que esta organización atrapa a las mujeres, las controla mediante la amenaza, el aislamiento y el terror. La estructura de control es tal que obliga a las mujeres a vivir en los llamados “búnkeres”, lugares de encierro donde no pueden comunicarse ni desplazarse libremente.

La ruta del terror: de Venezuela a Perú

El coronel Orlando Sánchez, jefe de la Divpol Centro 2, detalló la ruta que siguen estas mujeres, que inicia en Venezuela y atraviesa Colombia, Ecuador y finalmente Perú. El engaño comienza en su país de origen, donde son reclutadas con la promesa de trabajos bien remunerados. Sin embargo, la realidad al llegar a Perú es completamente distinta: secuestradas y obligadas a trabajar bajo amenazas de muerte.

El Tren de Aragua no solo utiliza a estas mujeres como mercancía, sino que también las controla completamente, impidiendo cualquier tipo de contacto externo. Las autoridades peruanas, tras años de investigaciones, han logrado desmantelar algunas redes de trata, pero el peligro sigue presente debido a la complejidad de esta organización.

Rivalidades internas y el uso de la violencia extrema

El Tren de Aragua no solo se enfrenta a las autoridades, sino también a otros grupos criminales que buscan controlar territorios. Según la confesión de “Jhon”, su banda ha tenido violentos enfrentamientos con el grupo rival conocido como el “Antitren”. Estos choques han dejado varios muertos, particularmente en zonas como Santa Anita, donde se han reportado al menos siete asesinatos de extranjeros vinculados al conflicto entre ambas facciones.

La violencia extrema no se limita a sus rivales; también es utilizada contra aquellos miembros que intentan abandonar la organización. “O los pican o los matan”, señaló “Jhon”, refiriéndose a las crueles ejecuciones de quienes intentan traicionar al Tren de Aragua.

La amenaza transnacional del Tren de Aragua

La captura de “Jhon” y otros miembros del Tren de Aragua en Perú es un golpe importante contra esta organización criminal. Sin embargo, su capacidad para operar a lo largo de varios países de Sudamérica y la brutalidad con la que tratan a sus víctimas demuestran que la lucha contra esta red delictiva está lejos de terminar. Las confesiones del sicario detenido muestran la profunda crueldad y el control absoluto que ejercen sobre las mujeres que trafican, dejando en claro que la trata de personas sigue siendo uno de los crímenes más atroces que enfrenta la región.