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Estudiar para migrar, el principal incentivo de los universitarios venezolanos

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Este 21 de noviembre, Día del Estudiante de los Universitarios, llega con una mezcla de esperanza y desolación para la educación superior en Venezuela. Según un reciente estudio de la ONG Aula Abierta, la principal motivación de los estudiantes para continuar sus carreras es obtener un título que les permita emigrar y mejorar su calidad de vida fuera del país.

Aunque se ha registrado un ligero aumento en las inscripciones en universidades como la Universidad de los Andes (ULA), este fenómeno parece más vinculado al deseo de escapar de la crisis que a una mejora real en las condiciones educativas.

La ausencia de providencias estudiantiles de los universitarios

Desde 2014, las providencias estudiantiles han desaparecido en gran medida debido al escaso presupuesto asignado a las universidades. Valeria Castro, investigadora de Aula Abierta, denuncia que las instituciones apenas reciben entre el 3 % y el 4 % de los recursos que necesitan, lo que ha llevado a un deterioro acelerado de la infraestructura y los servicios básicos.

Universidades como la Central de Venezuela (UCV) y la ULA enfrentan graves problemas en áreas esenciales. Comedores inactivos, transporte universitario en condiciones críticas y la falta de baños funcionales reflejan la magnitud de la crisis. Incluso beneficios como el pasaje estudiantil han dejado de ser respetados en muchas regiones del país.

Deserción de los universitarios y migración masiva

Entre 2014 y 2024, la deserción estudiantil alcanzó niveles alarmantes. Según Castro, entre el 50 % y el 60 % de los estudiantes han abandonado las aulas para buscar oportunidades en el extranjero.

La inscripción formal no siempre refleja la realidad, ya que muchos estudiantes congelan sus estudios por años para trabajar fuera del país y retoman sus carreras cuando las condiciones lo permiten. Esta situación afecta hasta al 90 % de los alumnos inscritos, quienes deben equilibrar trabajos precarios y educación.

Demandas y llamados urgentes

Castro enfatiza que las becas de 165 bolívares, equivalentes a unos 4,5 dólares mensuales, son insuficientes incluso para un desayuno. A esto se suma que los salarios de docentes y trabajadores universitarios no superan los 40 dólares al mes, una cifra que los mantiene en una situación de precariedad extrema.

La investigadora llamó al Estado a otorgar presupuestos adecuados, retomar el diálogo con las autoridades universitarias y mejorar las condiciones salariales. Además, instó a los gremios a mantener la presión para garantizar una educación de calidad y abogó por la renovación del cogobierno estudiantil como parte del fortalecimiento de la autonomía universitaria.

Un futuro incierto para la educación superior

En este Día del Estudiante Universitario, la comunidad académica no tiene mucho que celebrar, pero sí innumerables demandas que atender. La educación superior en Venezuela enfrenta una encrucijada histórica en la que el compromiso de las autoridades y los gremios será determinante para asegurar el futuro de los jóvenes y el desarrollo del país. Mientras tanto, el título profesional se convierte en la principal esperanza para aquellos que buscan prosperar más allá de las fronteras nacionales.