El 27 de noviembre de 1992 (27N) quedó grabado en la historia venezolana como un día de insurrección militar, marcado por el intento de derrocar al gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez. A diferencia del golpe fallido del 4 de febrero del mismo año, oficiales de la Fuerza Aérea y la Marina lideraron este movimiento, desplegando una operación coordinada con sectores civiles para hacerse con el poder. Sin embargo, fracasaron en su intento, dejando secuelas políticas, sociales y militares que todavía se analizan décadas después.
El contexto político y social de Venezuela en 1992
En la década de los 90, Venezuela enfrentaba una grave crisis económica y social. Las políticas neoliberales implementadas por el gobierno de Carlos Andrés Pérez, como el “paquete económico”, provocaron descontento masivo. Este descontento se había manifestado previamente en el Caracazo de 1989, y continuó alimentando el malestar en las filas militares y civiles.
El 4 de febrero de 1992 ya había ocurrido un primer intento golpista, liderado por Hugo Chávez, que fue sofocado. No obstante, las tensiones persistieron, dando lugar a un segundo alzamiento el 27 de noviembre, protagonizado principalmente por la Fuerza Aérea y apoyado por sectores de la Marina.
La insurrección del 27N
En las primeras horas del 27 de noviembre, aviones de combate OV-10 Bronco y T-27 Tucano despegaron desde la Base Aérea Libertador en Maracay para atacar puntos estratégicos en Caracas, incluyendo el Palacio de Miraflores, la sede de Venezolana de Televisión (VTV) y otras instalaciones gubernamentales. Al mismo tiempo, efectivos de la Marina tomaron posiciones en Puerto Cabello y otras áreas clave del país.
Los líderes del movimiento utilizaron la señal de VTV, que fue brevemente controlada, para transmitir mensajes en los que llamaban al pueblo a respaldar la rebelión. Sin embargo, el gobierno, con el respaldo de las Fuerzas Armadas leales, logró retomar el control rápidamente.
Consecuencias del intento golpista
El saldo del golpe fallido fue trágico: decenas de muertos, heridos y cientos de detenidos. El gobierno de Carlos Andrés Pérez fortaleció su posición temporalmente, pero el desgaste político ya era evidente. El intento de golpe evidenció fracturas internas en las Fuerzas Armadas y un rechazo significativo hacia el modelo político dominante.
Este evento, junto con el fallido golpe de febrero, sentó las bases para los cambios políticos que vendrían años después, incluyendo el ascenso de Hugo Chávez y la llamada “Revolución Bolivariana”.
El legado del 27N en la memoria venezolana
El 27 de noviembre de 1992 permanece como un recordatorio de la agitación política y social que definió a Venezuela en esa época. Aunque el alzamiento fue un fracaso militar, contribuyó a la percepción de que el sistema político vigente estaba profundamente debilitado y al borde del colapso.
Con el tiempo, los eventos del 27N se han convertido en objeto de debate, tanto por su impacto inmediato como por su influencia en los cambios estructurales que experimentaría el país en las décadas posteriores. Este capítulo de la historia venezolana sigue siendo una referencia para entender el descontento que marcó a una generación.