A pesar del anuncio de la recuperación del Complejo Industrial Muscar en Monagas, tras la explosión del 11 de noviembre, los racionamientos de gas y electricidad continúan afectando diversas regiones de Venezuela, especialmente el oriente del país. La magnitud de los daños ha tenido un impacto significativo en la producción de gas propano y en el suministro energético, agravando la crisis que enfrenta el sector industrial y los hogares venezolanos.
Daños estructurales y su impacto en la producción de gas
La explosión en el complejo Muscar dejó daños considerables, resultado de años de escaso mantenimiento e inversión, según fuentes internas citadas por Bloomberg. La destrucción de un colector clave y los daños secundarios a tanques de productos químicos y sistemas de control han reducido la producción de gas natural en un 47%.
El propano, esencial para la cocción doméstica, experimentó una caída del 97% en su producción. Esto no solo afecta a los hogares, sino también a industrias clave como la petroquímica y la refinación de petróleo, que dependen de subproductos del gas natural para sus operaciones.
Escasez prolongada y medidas en las regiones más afectadas
Los estados Táchira, Barinas y Nueva Esparta enfrentan las mayores dificultades debido a la interrupción en el suministro de gas y electricidad. En estas zonas, las autoridades han comenzado a implementar medidas de contingencia para afrontar lo que se prevé será una prolongada escasez.
En Nueva Esparta, la paralización de operaciones en el complejo Muscar ha causado apagones recurrentes, mientras que en Monagas se registra una creciente demanda de gas doméstico que no puede ser satisfecha.
Industria paralizada y red eléctrica debilitada de gas
La falta de suministro de gas también afecta a industrias estratégicas como Pequiven y las empresas de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), cuya producción de acero, aluminio y cemento se ha detenido por completo. Asimismo, la red eléctrica, ya vulnerable, ha visto limitada su capacidad de generación debido a la disminución en el suministro de gas natural.
Estas interrupciones no solo golpean a la economía nacional, sino que también agravan las condiciones de vida de los ciudadanos en un contexto de creciente precariedad.
El desafío de la recuperación total de gas
El complejo Muscar es un punto neurálgico en la distribución de gas en Venezuela, y su paralización evidencia la fragilidad del sistema energético del país. Aunque Petróleos de Venezuela (Pdvsa) asegura haber recuperado parcialmente las instalaciones, expertos advierten que los daños estructurales y la falta de recursos dificultan una recuperación completa en el corto plazo.
Según Francisco Monaldi, especialista en políticas energéticas, los esfuerzos actuales no son suficientes para atender las necesidades de la población ni para reactivar las industrias afectadas. Sin una inversión adecuada y planes de mantenimiento sostenibles, la crisis energética continuará profundizándose.
El incidente en el complejo Muscar ha puesto en evidencia las vulnerabilidades del sistema energético venezolano. Mientras las regiones afectadas lidian con racionamientos prolongados, la recuperación total de las operaciones en Muscar sigue siendo un desafío significativo, que requiere acciones urgentes y sostenidas para garantizar el suministro de energía y gas en el país.